Kiev
España hace milagros
Portugal salió valiente, dos días más descansado, metido en terreno rival, como si habitara en Olivenza, y con una velocidad más que España, con alarmantes síntomas de fatiga, no aprovechó 90 minutos que le regaló el campeón.Entre el hielo y las fotos> Así jugó Portugal > Así jugó España > ANÁLISIS: Un partido madurado camino de la triple corona> La prensa europea alaba el triunfo de España
Hubo prórroga y «La Roja» descubrió a Rui Patricio, quien, con dos paradas, encomendó la semifinal a la tanda de penaltis, como contra Italia, y como entonces, Cesc marcó el definitivo.
Ni Pedro, ni Cesc, ni Torres, ni Llorente: Negredo. Del Bosque sorprendió con cada alineación anterior y para que Portugal no fuera menos impresionable que Italia, Irlanda, Croacia y Francia, persistió en jugar al despiste. Los preliminares conducían a cualquiera menos al sevillista, el afortunado. Negredo es muy del gusto del seleccionador, que le prefirió para distraer a Pepe y Bruno Alves. Con Pepe le salió un grano; con Alves, un chollo, pero insuficientemente explotado, como el lateral de Joao Pareira, ternura infinita, carril desaprovechado.
Resuelto el misterio del «9», faltaba por desvelar el arcano mayúsculo: ¿qué tal día tendrá Cristiano Ronaldo? ¿El del indolente futbolista que fue lapidado por sus compatriotas después de los encuentros con Alemania y Dinamarca o el del astro que contribuyó decisivamente a la eliminación de Holanda y Chequia? Mitad y mitad. Quiso, pero no pudo; le superó la defensa. Por la banda de Arbeloa penetró en la primera mitad. Todos sus compañeros le buscaban porque Hugo Almeida sólo suma en condiciones muy favorables. Lo mejor de Cristiano fue una carrera hasta la línea de fondo y un centro que Casillas adivinó. Tiró una falta contra la barrera y un ensayo de rugby.
Pero Ronaldo no estaba solo, tenía detrás a un equipo ambicioso que desactivó al rival con más velocidad y más corazón que cerebro. Si hubiera templado el último pase... España, en cambio, lo templaba todo tanto que lo echaba a perder. Podía confundirse la sangre fría, aquello de madurar al adversario hasta machacarlo, con una fatiga que el «talento físico», que dice Del Bosque, no podía disimular. A Silva se le nota el peso de los partidos, que es una epidemia en el resto, al advertir cómo un pase tras otro terminaban o fuera o en botas enemigas. Sólo la calidad que atesora «La Roja» le dio para crear tres ocasiones –una de Iniesta, alto, como la de Negredo y Arbeloa–; pero fue insuficiente, nada, porque a Rui Patricio sólo le llegó un balón a las manos.
La presencia de Negredo durante los primeros 45 minutos fue intrascendente; no tiró entre los tres palos, tampoco sus compañeros. La segunda línea no llegaba y las dos veces que lo hizo chutó con la mira desviada. Alonso, el goleador y verdugo de Francia, ni siquiera merodeó por el área. España suspendía en pases y en disparo. Esperaba su oportunidad, desafiaba al reloj, a la condición física portuguesa y a la suerte. Si esperaba un milagro, dado que la energía del contrario apenas llegaba a Casillas, tenía que buscar otros caminos, otras alternativas y poner mucho más de su parte.
Con la Selección aparentemente fundida y a merced de las escasas luces portuguesas, Del Bosque procedió con los cambios. Primero, Cesc por Negredo y vuelta al falso «9»; a continuación, Navas por Silva, para abrir el campo, aumentar la velocidad y recuperar el balón y el fútbol perdidos, que seguían en poder de Portugal, incapaz de aprovechar tantas ventajas, lo cual le ponía de los nervios. Pepe hizo la primera falta y vio tarjeta, como Coentrao y Joao Pereira, a quien el árbitro turco perdonó la segunda por no ver la patada alevosa a Jordi Alba.
Paulo Bento confiaba en el once inicial, no cambiaba ni jugadores ni esquema; perseguía el triunfo –o la prórroga para cambiar–, ahora con Cristiano yendo de banda a banda, frente a «La Roja» más parecida a sí misma, más adelantada, más vertical, pero igual de roma porque los refrescos no encontraban apoyos cuando subían.
En el mientras tanto, Cristiano buscaba faltas en la frontal y las conseguía, una de Arbeloa, una de Alonso, una mano de Arbeloa en la barrera, y menos mal que a la tercera no fue la vencida. Ni tampoco cuando delante de Casillas disparó al segundo anfiteatro. Y se acabó. De ahí, a la prórroga. A Bento le quedaban dos cambios, los agotó en el 111; enfrente, el de Cesc no se notaba –venía con sorpresa–, Navas corría y Pedro encontraba a Iniesta, a quien en el minuto 104 Patricio hizo la parada del partido. Más prórroga y nueva parada del meta portugués, a Navas en el 111. En el 116 no pasó nada (¡aquel gol de Iniesta!) y en los penaltis estaba el billete para la final. Lo sacó España. Tiró Alonso, paró Patricio, y Casillas a Moutinho. Marcaron Iniesta, Pepe, Piqué, Nani, Ramos –como Pirlo–; Alves, a la madera y Cesc, a la red, como en 2008 a Italia. Y España, trifinalísima.
- Ficha técnica:
0 (2) - Portugal: Rui Patricio; Joao Pereira, Bruno Alves, Pepe, Fabio Coentrao; Meireles (Varela, m. 112), Miguel Veloso (Custodio, m. 105), Moutinho; Nani, Hugo Almeida (Nelson Oliveira, m. 76) y Cristiano Ronaldo.
0 (4) - España: Casillas; Arbeloa, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets, Xabi Alonso; Silva (Navas, m. 60), Xavi (Pedro, m. 87), Iniesta; y Negredo (Cesc, m. 54).
Penaltis: 0-0: Xabi Alonso, para Rui Patricio. 0-0: Moutinho, para Casillas. 0-1: Iniesta, gol. 1-1: Pepe, gol. 1-2: Piqué, gol. 2-2: Nani, gol. 2-3: Sergio Ramos, gol. 2-3: Bruno Alves, al larguero. 2-4: Cesc, gol.
Árbitro: Cuneyt Cakir (Turquía). Amonestó a los españoles Sergio Ramos (m. 40), Sergio Busquets (m. 60), Arbeloa (m. 83) y Xabi Alonso (m. 112) y a los portugueses Pepe (m. 61), Joao Pereira (m. 64), Bruno Alves (m. 85) y Veloso (m. 90).
Incidencias: partido correspondiente a las semifinales de la Eurocopa 2012, disputado en el estadio Donbass Arena de Donetsk ante unos 48.000 espectadores, unos 1.500 españoles. En el palco no hubo ningún representante institucional español, en protesta por el caso de la exprimera ministra ucraniana, Yulia Timoshenko, al igual que en el partido de cuartos de final del pasado sábado contra Francia en el mismo estadio. El césped fue regado veinte minutos antes del comienzo del encuentro. Iker Casillas y Cristiano Ronaldo, capitanes de las selecciones de España y Portugal, respectivamente, leyeron un comunicado contra el racismo antes del inicio del encuentro. Los jugadores de la selección española lucieron brazaletes negros en memoria de Miki Roqué, futbolista bético fallecido a los 23 años.
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