Colombia
Duelo en el «Estrella Polar»
Era inevitable. A fuerza de ver cómo sus personajes, Gamboa y Ramiro, se agreden psicológica y físicamente cada semana en «El Barco» citamos a Juan Pablo Shuk y a David Seijo en el cuadrilátero del club deportivo Metropolitano para que escenifiquen la pugna que mantienen sus personajes. Se toman la sesión de fotos como la prolongación en el ring de la lucha que mantienen en la serie, en la que en más de una ocasión se enfrentan cuerpo a cuerpo para imponer su criterio. Eso sí, cuando la cámara les da un respiro no dudan en compartir bromas cómplices.
Gamboa (Shuk) es un hombre carente de escrúpulos y calculador que ve en Ramiro (Seijo) a un joven luchador y a un enemigo potencial. «Es muy delicada la línea en la que nos movemos. Él me utiliza a mí y a la inversa, me intenta llevar al lado oscuro», comenta David Seijo mientras Juan Pablo Shuk asiente con la cabeza: «Sí, entramos en conflicto en muchas ocasiones, pero en cierta manera a Gamboa le interesa tenerle cerca... Ya sabes, si no puedes con tu enemigo, únete a él». Parece que están instalados en la contradicción, como dos polos opuestos se atraen con la misma intensidad con la que se repelen, pero no es un comportamiento tan extraño si se tiene en cuenta que lo que está en juego es la supervivencia y, en ese aspecto, de entre toda la tripulación del «Estrella Polar», da la impresión de que Ramiro es el más preparado.
«Es difícil afirmar rotundamente que mi personaje le elegiría como compañero porque le maltrata», explica Seijo, «pero también es cierto que es el que sabe más y el que le puede sacar de todos los problemas y, además, da la impresión de que sabe el por qué de este cataclismo mundial que ha provocado que seamos los únicos supervivientes».
Gamboa, un descreído
Shuk ve a Gamboa como un descreído y «se ve superior a los estudiantes enrolados en el buque, que sólo saben amar. Sin embargo, a pesar de su coraza de dureza no es tan malo porque sí. Su pasado le condiciona mucho».
Para los actores interpretar a un villano lejos de ser un rol incómodo es un premio. «Lógico, tienen más variedad de colores. La moral de los buenos tiene muy poco recorrido mientras que un malo puede evolucionar hacia lo correcto», apunta Shuk.
Ambos comparten una adicción a los guiones de «El Barco» que va más allá de lo profesional. Para Seijo, la serie «está llena de incógnitas y es apasionante ver al límite a estos seres humanos y cómo van superando las contrariedades». Shuk alaba la capacidad de riesgo que han tenido los creadores de la producción y aporta un matiz: «Ofrecen multitud de posibilidades, ya que se ve una lucha entre la naturaleza y el hombre, entre el hombre y sus semejantes y del hombre contra sí mismo.
Unas trayectorias paralelas
Sus destinos se han encontrado en «El Barco». Sin embargo, Juan Pablo Shuk y David Seijo no han podido tener trayectorias más divergentes. Natural de Colombia, Shuk es toda una celebridad en su país gracias a las numerosas telenovelas que ha rodado, entre ellas la exitosa «Pasión de gavilanes». Mientras, el joven David Seijo, actor de la factoría de Juan Carlos Corazza, se decantó desde sus inicios profesionales por el teatro hasta probar fortuna en la pequeña pantalla en la que Shuk es todo un veterano.
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