Londres
El escorpión y la rana
Fergus, un voluntario del IRA, participa en el secuestro de un soldado británico con el que acaba trabando una cierta amistad. El soldado, gravemente herido, le hace prometer que, en caso de que muera, Fergus irá a buscar a su novia y se asegurará de que se encuentra bien. Tras la muerte del soldado, Fergus se escapa a Londres, dispuesto a cumplir la promesa hecha al moribundo. Encuentra a la novia del soldado, y se enamora de ella. Su relación avanza hasta que Fergus descubre que la novia no es una mujer, sino un refinado transexual, lo que lo deja inmerso en un terrible conflicto sentimental y pasional. Ése es más o menos el argumento de «Juego de lágrimas», «The Crying Game» (1992), la famosa película de Neil Jordan. En un momento dado, Dil, la ambigua novia del soldado británico, le cuenta a Fergus, el activista del IRA, la fábula del escorpión y la rana. Un pobre escorpión estaba a punto de ahogarse pues se había visto arrastrado por una corriente de agua. De repente, se encontró con una rana a la que suplicó, por favor, que lo cruzase sobre sus lomos hasta la orilla de aquel amenazador charco. La rana se negó: «Me picarías y me matarías», le reprochó al escorpión. Éste se mostró muy ofendido. «¡Cómo puedes decir eso! Si me salvas la vida, tendrás mi eterno agradecimiento!». Tras mucho pensarlo, y pese a su instintiva desconfianza, la rana se dejó convencer por el escorpión: lo subió a sus espaldas y lo llevó hasta tierra firme. Antes de bajarse de su lomo, el escorpión hincó con fuerza su aguijón en el espinazo de la rana quien, sintiéndose morir por el veneno, le recriminó al escorpión que la matara después de que ella le hubiese salvado la vida. El escorpión miró tristemente a la moribunda rana y respondió: «¿Y qué quieres que haga? ¡Es mi naturaleza…!». Oigo al lehendakari Patxi López, y a otros, lamentarse de que «los de Bildu» amenazan, intimidan y no parecen muy demócratas. Después de haberlos llevado hasta el poder y la legalidad, los mismos que cruzaron al escorpión a cuestas hasta tierra firme ahora se quejan de la picadura del pobre bicho e incluso empiezan a sospechar que su veneno pueda ser mortal. ¿Y qué esperaban? ¿Acaso pretendían que, cambiándolo de ambiente, el escorpión se convertiría en rana…?
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