Feria de Málaga
Hermoso pincha un triunfo a ley
- Las Ventas (Madrid). Se lidiaron toros despuntados para rejones de Los Espartales, justos de presentación, aunque manejables. Destacaron 1º y 3º, con bondad y el noble 4º. Lleno.- Hermoso de Mendoza, rejón entero (oreja con petición de segunda); cinco pinchazos, rejón entero (ovación).- Andy Cartagena, rejón caído (ovación); tres pinchazos, rejón caído (silencio).- Leonardo Hernández, rejón trasero (ovación); pinchazo (silencio).
Vino a Madrid en figura y a punto estuvo de irse como suelen hacerlo éstas: en volandas por la puerta grande, calle Alcalá arriba. Pablo Hermoso de Mendoza perdió ayer una nueva puerta grande en su descomunal hoja de servicios tras marrar con los aceros en el cuarto, bravo animal, al que realizó una labor rotunda y entregada.
Había cortado una oreja, con fuerte petición de la segunda, del buen toro que abrió plaza. El estellés paró y correteó en un palmo de terreno con «Machado» para clavar al quiebro un solo rejón de castigo. Se dejó crudito al de Los Espartales, que embarcó un encierro de justa presencia, del que destacaron 1º, 3º y 4º. En banderillas, lo bordó con «Silveti» y «Manolete». Ambos elevaron el tono de su labor, con un derroche de cambios de pista, giros de 360 grados y ceñidísimas pasadas por los adentros, puros muletazos a caballo. Muy despacio, templadísimo, meció al burel con el equino castaño. «Pirata», con las cortas y un certero rejón entero, terminó de asegurar la oreja.
Entonces, cuan depredador, olió la sangre. Atisbó la puerta grande, entreabierta para el cuarto, donde tiró de «Chenel». Y el castaño demostró su lugar como sustituto de «Cagancho». Muletazos de costado en ceñidos cambios de pista, trayéndose al toro para sí. Mejor aún estuvo «Ícaro». Una barbaridad lo de este caballo bayo, que no para nunca de dar el pecho al toro hasta meter su testuz entre los cuernos de la res. Un hipnotizador de toros cada vez más cerca de las astas para morder a su oponente. Soberbio el par a dos manos con las cortas sobre «Pirata». Muy metido el público en la lidia, la salida a hombros parecía más que segura, pero Hermoso marró con los aceros repetidamente. Una pena para el centauro navarro, que vino a por todas olvidando su condición de figura para cuajar una de sus tardes más redondas en Las Ventas.
Volvía Leonardo Hernández una semana después de su puerta grande en San Isidro. Con galones. Flamante su vitola de triunfador de la feria. Consolidado. Si una fórmula funciona, por qué tocarla debió pensar con lógica y volvió a apostar por «Verdi» y «Xarope» para cincelar su obra. Dos estrellas en su cuadra. El primero ahormó con suavidad el trote del astado, derrengado durante la lidia, y el segundo volvió a exhibir facultades a dos manos y con las cortas. Sin embargo, la ecuación no despejó esta vez idéntico resultado: no hubo el clamor de otras tardes y sólo saludó una ovación.
En el sexto, desatado el aguacero, hizo un esfuerzo a lomos de «OH-31» y «Quieto», citando muy en corto sobre éste, pero en el tendido había ya más cemento que gente. Ni siquiera el, otras veces, crucial «Xarope» pudo levantar su tarde prendiendo las cortas al violín.
Andy Cartagena conectó en un suspiro con el tendido en el segundo a lomos de «Maravilla». Tordo vinoso con el que disfrutó e hizo disfrutar pegando piruetas y cabriolas en la misma cara del toro. Hasta cuatro seguidas llegó a conectar tras clavar un garapuyo. Sobre «Bisbal» clavó a dos manos y las cortas, pero el rejón se fue abajo y el alicantino tan sólo pudo saludar una ovación. Con el quinto, los pasajes más notables llegaron con «Fandi» y «Pericalvo», pero todos estaban ya más pendientes de la tormenta y la lluvia. Vendaval incontrolable, como el de Hermoso. Qué manera de torear a caballo. Qué lástima de rejón de muerte.
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