Moscú
Comunismo corrupto
¿Qué mejor, para contar la Historia con mayúsculas, que narrar las pequeñas historias que la conforman? Eso es lo que ha hecho David Remnick (director de la prestigiosa revista «The New Yorker») con la experiencia de haber sido testigo de la Perestroika impulsada por Mijaíl Gorbachov y del posterior derrumbamiento de la Unión Soviética. En esos años, los que median entre 1988 y 1992, Remnick era corresponsal en Moscú del periódico «The Washington Post» y los acontecimientos que se vivían entonces en la capital rusa no eran simples anécdotas; se estaba ante un hecho histórico y él estaba en el lugar adecuado para contarlo al mundo entero. Así que emprendió un largo viaje por el inmenso país que empezaba a desmembrarse y se entrevistó con personas de distintos estratos sociales (desde campesinos y obreros hasta militares y burócratas) para escuchar lo que ellos mismos deseaban contar: lo que sabían, lo que habían hecho en todos esos años de corrupción estatal y comunismo. El resultado de semejante travesía es «La tumba de Lenin», una obra cumbre del periodismo de investigación (obtuvo el Pulitzer en 1994) que le valió a Reminck ser considerado desde entonces, como uno de los maestros (y un fiel seguidor, también) del Nuevo Periodismo que cultivaron autores de la talla de Tom Wolfe y Norman Mailer. En los libros de Remnick hay calidad, hay información y, sobre todo (como lo ha demostrado en sus excelentes biografías sobre Muhammad Alí y Obama), una pasión narrativa que le hace detenerse en los detalles, en los hechos imperceptibles que, en su conjunto, acaban por conformar la crónica completa de una época histórica.
«La tumba de Lenin»
David Remnick
debate
800 páginas,
28,90 euros.
✕
Accede a tu cuenta para comentar