Sobre la idealización por Marina CASTAÑO

Un estudio de la Universidad de Buffalo revela una verdad como un templo, que plasmo aquí en pocas palabras: si con los años la pareja no idealiza un poco a quien tiene al lado, la decepción se va apoderando de la vida diaria y el vínculo acaba rompiéndose. Todos tenemos nuestras taras, nuestros defectos, con ellos nacemos y nos vamos a la eternidad; cierto es que, con el paso del tiempo y la ayuda de quien bien nos quiere, esas fallas de cada cual pueden ir minimizándose. Muchas veces emprendemos una relación que promete ser duradera, pero el tiempo hace que la realidad se revele de forma patente. Es momento de que la imaginación trabaje a favor de esa persona que estamos viendo cada vez más deconstruída, como las comidas de Adriá, y pueda crear a ese ser del que nos hemos enamorado tal como era cuando el fenómeno del amor explotó entre ambos. Esto exige voluntad de mantener esa relación, que haya una base sólida que la sustente, y que la otra parte contratante colabore. No estamos hablando de fingimientos, sino de un esfuerzo que impida el aburrimiento y hasta el odio. Si no llega a producirse, si la tentativa no prospera, siempre queda la opción de tirar la toalla, pero al menos no tendremos la duda de no haberlo intentado. En todo caso, como el tiempo acentúa nuestras rarezas, como nos vamos convirtiendo en cascarrabias, no estaría de más tomar precauciones para evitar que el de al lado sufra las consecuencias y viceversa. Y seguir viendo en esa persona las virtudes que ya ha perdido. Si merece la pena.