Con indulto

El Espanyol es un club de enormes méritos. Es el segundón de la Ciudad Condal y ser españolista requiere gran templanza. Vivir a la sombra del ganador, del rico, exige aguante y no achantarse. Su presupuesto no admite comparación y el numero de seguidores, tampoco. Pero es club de generosa cantera. Compite en este aspecto con el Barça y a pesar de su inferioridad en tantos aspectos cada año trata de plantarle cara.
Perdió el equipo blanquiazul y lo hizo con dignidad. Salió dispuesto a desactivar al Barcelona a base de gran presión, de intentar romper su gran facilidad para mantener la posesión del balón y hubo momentos en que pareció que podría conseguirlo. Fueron inútiles sus esfuerzos porque en media hora se encontró con dos goles en contra. Y Messi falló la ocasión más clara. Algo insospechado por error tan monumental.
En los momentos de ataque perico el Barcelona salió al contragolpe para aprovechar la velocidad de Pedro, quien además de marcar dos goles participó en los ataques más peligrosos.
El encuentro tuvo vibración, tensión constante a pesar de la ventaja azulgrana, y un equipo que no arrojó la toalla a pesar del marcador en contra. Producto de su buena disposición anímica fue el tanto de Osvaldo, quien tuvo un par de ocasiones más que desbarató Víctor Valdés. El gol de Villa, el cuarto, rompió el encanto periquito. El quinto del asturiano fue de regalo.
El Barcelona con el partido resuelto siguió insistiendo en el ataque y buscando la diana. Pero no arrojar la toalla contra el Barcelona hace que el goleado merezca el indulto.