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Políticas activas por Francisco Aranda
Los datos del mercado de trabajo siguen siendo terribles, pero no podemos desanimarnos sino seguir trabajando en la buena dirección para lograr darles la vuelta lo antes posible. Nuestro país ha puesto en marcha muy tarde la política reformista, pero en sólo dos meses, este Gobierno ha sido capaz de poner en marcha tres grandes reformas que darán resultados positivos. No es momento de algaradas callejeras a la griega, ni de huelgas políticas, ni de irresponsables llamadas a las barricadas a los grupos antisistema, sino de seguir trabajando con mayor ímpetu para conseguir que la creación de empleo y el crecimiento económico vuelvan a ser características de nuestras economías.
El departamento de Báñez no debe creer que ya ha hecho todo su trabajo tras publicar la reforma laboral, hay muchas otras cosas que hacer. Entre ellas destaco la reforma de las políticas de empleo que el Gobierno de Zapatero tampoco quiso acometer. Me refiero a que, efectivamente, quien cae en el paro debe recibir una prestación sustitutoria, pero lo más importante es enseñarles a pescar para que vuelvan cuanto antes al mercado laboral. Sin embargo, en España las inversiones en este capítulo están asignadas justo al revés. Dedicamos más de cuarenta mil millones de euros a políticas de empleo, de las cuales sólo el veinte por ciento se dedican a las activas y, el ochenta, a las pasivas. Además, a políticas de formación sólo se dedica el 6% de los recursos económicos. Es cierto que en momentos de fuerte desempleo la partida de las pasivas crece, pero no podemos dejar que sea a costa de las activas, porque éstas son la auténtica palanca que empuja al desempleado de nuevo al mercado de trabajo.
El equipo de la ministra de empleo tiene la responsabilidad de, al menos, igualar los recursos destinados a políticas activas con las pasivas. A las primeras le dedicamos en la actualidad sólo 7.500 millones de euros.
Francisco Aranda
Vicepresidente de Fenac
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