Ciencias humanas

La investigación con embriones humanos le sale rana a Obama

Decenas de laboratorios de referencia en EE UU optaban a unas ayudas de 100 millones en 2011 para experimentación puntera.

PULSE EN «DOCUMENTO» PARA DESPLEGAR EL GRÁFICO
PULSE EN «DOCUMENTO» PARA DESPLEGAR EL GRÁFICOlarazon

La sentencia del juez federal del Distrito de Columbia Royce Lamberth, que debería paralizar la inminente adjudicación de unos fondos públicos de 126 millones de dólares (cerca de 100 millones de euros) a la investigación con embriones humanos, ha supuesto un duro revés a la política del «todo por la ciencia» de la Administración Obama.

El fallo, anunciado el lunes, da la razón a los científicos provida James Sherley, del Instituto de Investigación Biomédica de Harvard (Boston), y Theresa Deisher, de la compañía AVM Biotechnology de Seattle, que presentaron una demanda contra la financiación pública de ensayos que supongan la destrucción de embriones y blastocitos (óvulos fecundados o preembriones) humanos. Diversas asociaciones, entre ellas la estadounidense Asociación Médica Cristiana y la Nightlight Christian Adoptions, dedicada a buscar embriones válidos para parejas infértiles o que quieren adoptar, secundaron la iniciativa.

La Administración Obama –demócrata– dio luz verde a la subvención pública de la investigación con embriones en marzo de 2009, tras casi una década de veto impuesto por el Gobierno republicano de George W. Bush. Entonces, un Comité Bioético integrado por científicos y políticos de ambos signos elaboró la llamada «Orden Ejecutiva sobre Células Madre y Memorándum para la Integridad Científica», cuyo objetivo era «proteger la ciencia de toda interferencia política y separarla de las creencias personales». La iniciativa, considerada histórica, recibió el impulso del «lobby» que defiende los intereses de las asociaciones de pacientes crónicos de enfermedades no infecciosas en expansión –cáncer, alzhéimer, párkinson, esclerosis– y de víctimas de accidentes con parálisis, que ven en las células madre embrionarias una posible cura a sus dolencias.

En su discurso, Obama aseguró que, «como hombre de fe, creo que debemos cuidar los unos de los otros y trabajar por paliar el sufrimiento» y recordó el gran esfuerzo del actor Christopher Reeves –paralizado de cuello para abajo a causa de un accidente ecuestre–, que dedicó los últimos años de su vida a reunir fondos para que los ensayos siguieran adelante. Otro adalid de la «ciencia embrionaria» es Nancy Reagan, viuda del ex presidente Ronald Reagan, que padeció alzhéimer.

Cuando Bush prohibió la investigación pública con embriones humanos en 2001, sólo había 21 líneas de células madre en marcha con fondos públicos en EE UU, las únicas que recibieron aprobación para seguir investigando. Hoy son cientos, todas ellas financiadas con un capital privado cuyo mantenimiento está supeditado a la rápida obtención de resultados, algo que no siempre es posible en la vanguardia de la ciencia.


Jarro de agua fría
La más que probable paralización de los 100 millones que se iban a adjudicar en septiembre supone un jarro de agua fría para las decenas de instituciones y universidades que optaban a ellas y que llevaban año y medio preparando sus proyectos. Se suponía que este apoyo financiero, gestionado por el Instituto Nacional de Salud y que forma parte del paquete de 10.400 millones de dólares del Plan de Estímulo de la Economía, daría un nuevo impulso a la experimentación con células embrionarias.

El problema ético que plantea la técnica es que implica la destrucción de óvulos fecundados. Ésa fue la razón esgrimida por los republicanos para ponerle coto. Sin embargo, éstos suelen provenir de desechos de clínicas de reproducción asistida –que prosperan a causa del paulatino retraso en la edad de maternidad en los países ricos–, siempre con el permiso expreso de los donantes. Nueve años después, existen ya vías para lograr células pluripotenciales sin destruir embriones en el proceso (ver gráfico).


Autotrasplante
La obtención de células madre a partir de tejido adulto mediante reprogramación resulta más sencilla y barata, y sortea los condicionantes morales. Los avances en este campo permiten cultivar tejidos del propio paciente para trasplantes que evitan el rechazo inmunológico, una de las principales aplicaciones tangibles de las células madre hoy en día.

La Casa Blanca no se da por vencida y ayer anunció que «explorará todas las posibilidades para asegurarse de que esta investigación necesaria para salvar vidas siga adelante», según su portavoz. Éste aseguró que, «por lo que sabemos, la aplicación (de la sentencia) también paralizaría la investigación [de las 21 líneas] a las que Bush permitió avanzar al principio de su presidencia».

Horas después, el portavoz del Departamento de Justicia confirmó que presentará una apelación «esta semana», según informó la CNN. Ap informó por su parte que «docenas» de laboratorios que trabajan en la curación de lesiones medulares o párkinson «probablemente» deberán parar hasta que se resuelva el contencioso.


Una política en zigzag
1996
El Congreso de EE UU promulga, bajo la Administración Clinton, la Enmienda Dickey-Wicker, que prohíbe la subvención pública de ensayos que impliquen la destrucción de embriones.
2001
George W. Bush anuncia, en una comparecencia televisada, la decisión de permitir únicamente la concesión de fondos federales para la investigación de células madre embrionarias entonces existentes, lo que limita la experimen-tación a 21 líneas de células embrionarias.
marzo 2009
Obama levanta las restricciones con una orden ejecutiva que «separa ciencia y creencias», y compromete 200 millones de dólares de financiación pública.
diciembre 2009
El Gobierno aprueba los primeros 13 lotes de células madre de embriones, que permiten a los investigadores preparar proyectos que opten a las subvenciones.
2010
Un juez federal paraliza la financiación al admitir la querella de investigadores y grupos provida aferrándose a la ley de 1996. La Casa Blanca amenaza con apelar al Supremo o incluso intentar cambiar la ley en el Congreso.