Internacional

A pesar de los gestos de Obama Cuba persiste en el inmovilismo

La Razón
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En su intento por normalizar las relaciones con Cuba, una delegación de congresistas estadounidenses ha visitado La Habana para entrevistarse con Raúl y Fidel Castro. El propósito no era otro que sondear a los máximos dirigentes castristas sobre la posibilidad de un diálogo real entre ambos países. Sólo recibieron por respuesta buenas palabras sin ningún contenido político de alcance. La dictadura sigue firme en su inmovilismo. Fidel lo dijo de una forma explícita que no invita al optimismo, si es que alguien lo albergaba: «Cuba no dispone de alternativa alguna para tomar la iniciativa». Mientras, Raúl Castro puso dos condiciones: el respeto a la independencia nacional y el derecho de cada pueblo a su autodeterminación, unos principios que los dirigentes cubanos pervierten, puesto que los traducen en perpetuar la dictadura y en la vulneración sistemática de los derechos humanos. Así las cosas, más de lo mismo. A pesar de encontrarse con una administración estadounidense más receptiva –a finales de febrero la Cámara de Representantes dio luz verde a un proyecto de ley que modificaba algunas de las cláusulas del embargo–, el régimen castrista sigue sin mover ficha. Obama ya ha hecho los suficientes gestos sin obtener respuesta. Cuba sigue estancada: su problema no es EE UU ni el embargo, sino la dictadura que cercena su progreso.