Moda
A vueltas con la piel de Michael Jackson por José Antonio Vera
Una semana después de su repentina muerte, la convulsa relación del astro de Louisiana con los medicamentos y la cirugía sigue dando que hablar. Probablemente nunca se aclaren del todo las operaciones de estética a las que se sometió y los problemas que padecía. Una de las cuestiones que más llama la atención con relación a la evolución de su imagen es, sin duda, la del color de su piel. De ser un niño negro bastante negro y pelo rizado, pasó a ser un blanco bastante blanco de pelo completamente liso y facciones occidentales. Jackson nunca aclaró nada al respecto, y dejó circular por los medios todo tipo de especulaciones y teorías. La más extendida en los últimos tiempos es la de que ,en modo alguno, el rey del pop se quiso convertir en blanco, y que su auténtico problema es que padecía la enfermedad del vitíligo. Realizadas las consultas pertinentes, la conclusión a la que llegan los especialistas es que no se trataba de vitíligo. Con la siguiente explicación: el vitíligo es una enfermedad bastante común (la padecen dos de cada 100 personas) que se caracteriza por la destrucción de los melanocitos en determinadas áreas de la piel. Puede ser de carácter focal cuando se localiza en una zona del cuerpo, por ejemplo en una mano. Es lo más común, aunque también podría ser segmentado (extendido a varios órganos), generalizado (cuando las manchas afectan a numerosos de ellos) o bien universal: se esparce por la piel en general, pero nunca en una proporción mayor al cincuenta por ciento. Este último caso es excepcional y no llega a ser uniforme, sino que siempre quedan restos de piel normal con su coloración original. De tratarse del caso de Jackson el resultado sería que junto a una extensa proporción de piel sin melanina alguna, es decir, sin color, habría restos de piel negra en origen, lo que sería visible a todos los efectos. Podría ser que estos restos los maquillara de blanco, pero es bastante improbable dado que maquillar en blanco es más complicado que hacerlo en sentido contrario, es decir, en negro o marrón. Y si el creador de «Thriller» no tenía en realidad problema alguno con el color de su piel, lo más normal hubiera sido que ese maquillaje se hubiera realizado en oscuro en vez de en claro. Además de que el vitíligo universal afecta al pelo y los folículos pilosos, con lo que cabello, pestañas y cejas se habrían ido decolorando, algo que no se apreciaba.Hay, de todas formas, una cuestión evidente: de tratarse de vitíligo, Jackson sería blanco de piel pero con rasgos negros. Sin embargo, esos rasgos negros fueron paulatinamente desapareciendo a consecuencia de las operaciones de cirugía estética a las que sometió a órganos de su cara como la nariz, los pómulos, el mentón, la barbilla. El resultado más que evidente es que parecía más un blanco que un negro.Junto a todo eso se debe subrayar que hay medicamentos que, empleados de manera permanente, pueden llegar a aclarar la piel. Sin ir más lejos, la meperidina (dolantina o domerol) que al parecer usaba contra el dolor puede producir entre sus efectos secundarios una decoloración de la piel. No es la única. Hay otras drogas químicas que anulan la eumelanina de la piel, que es la encargada de dar el color marrón o negro. Hay quien, como Beyoncé, hace justamente lo contrario: estimular la éumelanina para tener un color marrón-dorado. Si por el contrario se estimula la feomelanina, la consecuencia es que el color de la piel se va aclarando.El problema es que estas drogas no son inocuas, y con frecuencia afectan a partes sensibles del organismo, de manera particular al hígado. Y si el hígado no funciona bien el cuerpo acaba quedándose indefenso. El hígado de Jackson parece que en los últimos tiempos no sintetizaba la alfa-1 antitripsina, una sustancia necesaria para el correcto funcionamiento de los pulmones, y cuya carencia provoca habitualmente bronquitis, enfisemas, neumonías... Está claro que si los médicos del cantante hablaran todo sería aclarado. Pero igual hay motivos para no hacerlo.
José Antonio Vera
jvera@larazon.es
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