Cuba

Chávez también vota en El Salvador

La sombra del caudillo venezolano planea sobre las elecciones presidenciales en el país más pequeño de Centroamérica, que intenta superar un conflicto de décadas

Una valla de campaña de Rodrigo Ávila, candidato conservador a la Presidencia, ayer, en San Salvador
Una valla de campaña de Rodrigo Ávila, candidato conservador a la Presidencia, ayer, en San Salvadorlarazon

La Guerra Fría ya es historia en todo el mundo... menos en El Salvador. Aquí aún se vive el enfrentamiento que comenzó a mediados del siglo pasado. ¿Se acuerdan? Izquierda contra derecha. Capitalismo contra comunismo. Proletarios contra burgueses y todo eso. En aquellos años Estados Unidos y la extinta Unión Soviética mantenían un pulso planetario. Ahora, en un mundo menos polarizado, sólo queda el rescoldo de aquella lucha global.Pero en El Salvador, no. Todavía no. Aquí siguen la Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Poco ha cambiado ese antagonismo desde los años ochenta, salvo que los dos viejos enemigos de una guerra que, en los ochenta, dejó 75.000 civiles muertos y 9.000 desaparecidos ya no se enfrentan a tiros. La virulencia de sus ataques es, probablemente, igual de intensa pero afortunadamente sólo verbal.El «cóndor» bolivariano¿Más de lo mismo, entonces? No. Además está el omnipresente Hugo Chávez. Voluntaria o involuntariamente, más bien lo primero, el caudillo venezolano es protagonista siempre. La novia en la boda y el muerto en el entierro. Y la sombra de este histriónico «cóndor» planea sobre estas elecciones. Al menos ésa es la acusación, basada en un informe del director nacional de Inteligencia de Estados Unidos, Michael McConnell, y que Arena «ha dejado caer» contra el candidato del Frente, Mauricio Funes: recibir fondos de Chávez para su campaña. Dicen que a través de la compañía Alba Petróleos. Nadie lo ha podido demostrar fehacientemente, pero los desmentidos «efemelenistas» sólo han convencido a los propios. Y Chávez, en este sentido, no le hizo ningún favor a Mauricio Funes al declarar en televisión que quería construir «una sola patria» con Cuba y El Salvador. La polarización sigue su curso, esta vez a cuenta del mal llamado «socialismo del siglo XXI». Las elecciones presidenciales que se celebran mañana son, por todo ello, una verdadera prueba de fuego para comprobar si el país más pequeño de Centroamérica es capaz de superar su trágico pasado. Los cuatro presidentes consecutivos que El Salvador ha tenido desde el fin de la guerra han sido «areneros». Si bien es cierto que han dotado de mayor estabilidad al país, no han logrado más que algunos avances en lo económico, pero muy escasos en lo social. Todo ello juega en contra del candidato de Arena, Rodrigo Ávila, quien al frente de la Policía Nacional durante la legislatura del presidente Saca se ha esforzado, sin conseguirlo, en terminar con la violencia de las «maras», las pandillas mafiosas ultraviolentas que hacen de la seguridad una de las mayores preocupaciones de los salvadoreños. Por eso, las encuestas han dado como constante la victoria del FMLN. A estas alturas, sin embargo, apenas unos puntos separan a ambos, lo que deja la carrera presidencial, de momento, en un empate técnico que se decidirá por muy poco margen. Si gana Mauricio Funes, será la primera vez que la izquierda salvadoreña gobierne. La Guerra Fría habrá terminado por fin en el antiguo Cuscatlán precolombino. ¿O no?