Alimentación
Crímenes dietéticos por Fernando Sánchez Dragó
Eso, verdaderos crímenes dietéticos, es lo que perpetran quienes se lucran con el inmundo negocio de la alimentación supuestamente salutífera o incluso, lo que ya es el colmo, dolosamente terapéutica.Aludo a todos esos alimentos envasados en cuyas carátulas se asegura, con toda la pompa y oropel de la iconografía publicitaria, que son dietéticos, saludables, ecológicos, útiles para adelgazar, bajos en colesterol, rebosantes de bífidos, adversarios de los triglicéridos, fortalecedores de la memoria y de la libido -son sólo unos cuantos ejemplos escogidos al tuntún- y que poseen virtudes cardiovasculares o están enriquecidos por la presencia de vitaminas, aminoácidos, hormonas, esporas, ungüentos de Fierabrás, pelusas de la patita de la rana y polvos de la madre Celestina.Todo eso es camelo puro, en el mejor de los casos, y mentira podrida en el peor, que es, por desgracia, el que más abunda. Por lo pronto, señora mía o hacendoso caballero que entra en un supermercado para hacer la compra en vez de ir a la plaza de abastos de su barrio, entérese de una vez por todas de que, díganle lo que le digan los criminales y sus cómplices, nada que esté enlatado, congelado, precocinado y otras lindezas por el estilo es bueno para la salud. ¿Nada? Bueno… Indultaré el atún, las sardinas y los berberechos.Dele el consumidor incauto, y desprotegido por la administración, la vuelta al envase del producto teóricamente dietético que se dispone a comprar y compruebe, horrorizado, que muchos de sus ingredientes niegan lo que su vistosa y engañosa publicidad afirma. Colorantes, edulcorantes, conservantes, aglutinantes, saporizantes... Venenos, todos, que engordan, suben el colesterol y el azúcar, se adhieren a las arterias, embotan el cerebro e, incluso, si me permiten la vulgaridad, arrugan el pito. Dime de lo que alardeas y…Crímenes impunes, señora ministra. ¿Hasta cuándo?
Fernando Sánchez-Dragó / www.herbolarium.es
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