Historia

Nueva York

Cuando Carla Bruni da la nota

La esposa de Sarkozy actúa hoy en Nueva York, en el homenaje a Nelson Mandela en el mítico Radio City Music Hall. 

Cuando Carla Bruni da la nota
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parís- Tras su modosa apariencia, Carla Bruni prometía no ser una primera dama al uso. Y lo está cumpliendo. Primero por el currículo vital que la precede –en lo profesional y lo personal– y segundo porque seguramente sea la primera «first lady» de una gran potencia en subirse a un escenario. Haciendo una excepción a su promesa de alejarse de las tablas durante el ejercicio de sus nuevas funciones, Bruni compartirá hoy micrófono en Nueva York con Aretha Franklin o Stevie Wonder, y todo por una buena causa: la celebración del «Mandela day», el noventa y un aniversario de Nelson Mandela, primer presidente negro de Suráfrica y adalid de la lucha contra la segregación racial, cuyo combate le costó veintisiete años de prisión.La ocasión justifica el viaje relámpago de la pareja presidencial francesa, la inobservancia momentánea de esa autoimpuesta regla y, por tanto, encaramarse de nuevo la guitarra por un día.Pero Carla Bruni-Sarkozy no sólo da la nota cuando canta. También cuando hace la guerra por su cuenta en las cumbres internacionales, como en el reciente G-8 en L´ Aquila, o cuando no hace esfuerzo alguno por reprimir su animadversión declarada hacia el actual poder en Italia, su patria chica, en manos de Il Cavaliere. Los desmanes político-sexuales, los enredos financieros y el tono jocoso y burlón de Silvio Berlusconi, exasperan de tal modo a la exiliada Bruni, que, abochornada, se ha declarado, más de una vez, orgullosa de su nueva nacionalidad francesa.Pero la animosidad parece recíproca. El boicot a principios de este mes del programa previsto para los cónyuges de los jefes de Estado y de Gobierno de las economías más ricas del mundo reunidos en la devastada ciudad italiana levantaba ampollas. Con la venia de su marido y presidente, Nicolas Sarkozy, la primera dama francesa excusó su ausencia arguyendo conocer «Roma e Italia como la palma de su mano». Y no tuvo empacho en marcarse una visita personal y por su cuenta, de las ruinas de aquella localidad, llevándose de paso a los flashes y las cámaras de calle, y en la que hizo sus pinitos anunciando en nombre de Francia una serie de donativos. Fundirse entre sus congéneres, como una consorte más, no encaja con la que fuera una estrella de la pasarela. Un acto «descarado y grosero» según la más conservadora prensa italiana pro-Berlusconi, que todavía no termina de digerir los accesos de niña «progre» y rica de Bruni, digna representante de la «gauche caviar» y que explican, entre otros, la intercesión el pasado otoño ante su esposo, para el que el Elíseo acabara anulando la extradición a Italia de la ex activista de las Brigadas Rojas, Marina Petrella.Refugiada en Francia desde mediados de los noventa, tenía que ser juzgada en aquel país por el asesinato en Roma de un comisario en 1981.¿Una «roja» en el Elíseo? Ella asegura no tener ideología, aunque «en casa» profesa el «sarkozysmo» y no niega tener «reacciones epidérmicas de izquierdas».