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Denzel for president

La Razón
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Me encanta Denzel Washington, qué quieren que les diga. Está casado con Pauletta, que me gusta muchísimo más que Michelle OhBama. Denzel me cautiva porque es un actor excelente. Y me parece deliciosamente sexy cuando frunce el ceño, cabreado y como dolido con el universo en general. Es uno de esos tipos al que le entregarías el mando sin pensártelo. Yo le diría: «Vale, Denzel, es todo tuyo, haz lo que puedas y sálvanos a todos». ¿Acaso no han visto ustedes en el cine «Marea Roja»? Pues eso. A menudo confieso en mi círculo íntimo que hubiese preferido que Denzel Washington fuese presidente de los Estates mucho antes que OhBama. Y mi círculo íntimo, que está lleno de socialdemócritos («Lo que es»: el socialismo; «Lo que no es»: todo lo demás) se escandaliza cuando me oye decir estas cosas. «Tu frivolidad no conoce límites», me reprochan, severos y solemnes. (Bueno, una no elige a sus amigos por su ideología, sino por sus cuentas corrientes… Y todos mis amigos son pobres como ratas del desierto). ¿Frivolidad?, pregunto yo. ¡Para una vez que hablo completamente en serio...! A ver: ¿qué ha hecho OhBama por el McMundo salvo convertirse en un superstar de la caja tonta y adulterar el Happy Meal de la libertad occidental? Vale, se ha hecho una foto con ZP. En cinco años, era la primera vez que Zeta se juntaba con un jerifalte made in USA. El espectáculo me emocionó incluso a mí. Cuando los contemplé juntos, a OhBama y a ZP, pensé que sólo faltaba Isabel Preysler con una bandeja de bombones («Grandes Momentos Ferrero Rocher»). Pero así y todo. Prefiero a Denzel, que es un profesional del espectáculo que interpretó a Malcolm X y sabría dar mejores discursos religioso/televisivos que los que da OhBama, que además es mucho menos atractivo físicamente. Y, por favor, no me vengan con que «me cae mal» OhBama. A mí me encanta OhBama. Tengo todos sus discos. (Y los de ZP, también).