Berlín

El ministro nihilista

Ángel Gabilondo, reliquia de ese pensamiento alternativo que hoy encarnan los anti bolonios

La Razón
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Mercedes Cabrera, la anterior ministra de Educación, procedía de la Institución Libre de Enseñanza, habiendo estudiado en el Colegio Estudio, heredero de los principios y las prácticas de la Institución. Es una de las tradiciones de la intelectualidad política pedagógica de la izquierda española. Otra distinta es la encarnada por el actual ministro, Ángel Gabilondo, catedrático de una Universidad pública, como su predecesora, pero que dio sus primeros pasos educativos en la Congregación del Sagrado Corazón, donde también estudió. Los corazonistas son una orden educadora, de la que Ángel Gabilondo salió después de haber colaborado en la redacción de un catecismo (Enséñanos a amar, 1969). Esta historia ya lejana inscribe al flamante ministro, como a Santos Juliá y a otros ideólogos del socialismo español, en lo que Pío IX llamó el clerical liberalismo, es decir los antiguos clérigos de antes de la revolución liberal, reconvertidos a lo que en aquellos felices tiempos se llamaba con cierta ingenuidad liberalismo rabioso. Tal vez fuera rabioso, pero liberal, lo que se dice liberal, lo era poco, como demostró la escasa disposición al diálogo y a la tolerancia de los clerical-liberales españoles, entre ellos los fundadores del movimiento que dio pie a la Institución Libre de Enseñanza. Estas dos ramas de la genealogía educativa progresista española se entrelazan de nuevo, hasta casi fundirse. (No dirá lo mismo Mercedes Cabrera, claro está). El ministro se distingue en cambio por su afición hacia las ideas más dogmáticas, herederas del marxismo desacreditado tras la invasión de Checoslovaquia por los comunistas soviéticos. Como demuestra su predilección por el nihilista Michel Foucault, practica esforzadamente la reactivación postmoderna de formas de pensar y actuar que algunos imprudentes consideraron caducas tras la caída del Muro de Berlín. En el 68 hubo algo de individualista. Pero como comentó Raymond Aron en su momento, también hubo mucho de nostalgia de un cierto caudillismo más o menos disfrazado de histrionismo mesiánico. Ángel Gabilondo, reliquia de ese pensamiento alternativo que hoy encarnan los anti bolonios a los que ha albergado, ha vuelto a hallar el suyo en Rodríguez Zapatero.