Educación

El velo segregador

La Razón
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Aparte de enseñar los conocimientos básicos de las artes y las ciencias, la escuela pública es el lugar donde niños y niñas entran en contacto con la sociedad, enterándose de que existen «otros» con quienes deben convivir y normas que rigen esa convivencia. En este sentido, la escuela pública es la cuna de la nación y los mimbres del Estado, al desarrollar la pertenencia a algo superior al individuo o la familia y establecer pautas de conducta ciudadana. ¿Se debe permitir en la escuela el velo islámico? Mi opinión es que no. Las razones son las apuntadas. Si la escuela pública es la cuna de la ciudadanía, en su umbral deben dejarse todos los símbolos de diferenciación. Allí dentro, todos son iguales, no importa el sexo, raza, riqueza o credo. Esa es la primera lección que deben de aprender los alumnos. Y si alguien es distinto, no la aprenden. En casa, en la calle, de compras o en la playa, que vaya cada cual como le dé la gana, siempre que no ofenda a los demás. Pero en la escuela, no. Se me dirá que el velo es un símbolo religioso que debe respetarse. Cuando lo lleven los hombres musulmanes, lo creeré. No. El velo, como el burka o el chador, es el muro de la vergüenza que retiene a las musulmanas en un gueto, el símbolo de su inferioridad, y precisamente por eso, no debe ser tolerado en nuestras escuelas. Se me dirá también que muchas niñas musulmanas quieren llevarlo. Contestaré que lo dudo. A esas edades, los críos quieren ser como los demás, no distintos. Si alguna lo desea es porque se lo han impuesto sus padres para apartarlas de sus condiscípulos, algo que va contra el principio integrador de las aulas, y por tanto no debe consentirse en ellas. No somos nosotros los que les segregamos. Son ellos los que se segregan. Esta es mi opinión al respecto. Opine cada cual lo que crea oportuno en un asunto que nada tiene que ver con izquierdas, con derechas ni, menos aún, con la libertad de expresión. Más bien tiene que ver con la auténtica Educación para la Ciudadanía y con la decadencia de la escuela pública, algo bastante más grave, pero de lo que nadie habla.