Barcelona
Goddin: «A Hergé le costó aceptar que nunca sería como Tintín»
Philippe Goddin se encargó de ordenar los archivos de Hergé tras su muerte. Lo sabe todo sobre el maestro belga.
Tintín vive estos días en el ojo del huracán. Por un lado, hace sólo unas semanas se inauguraba por fin el Museo Hergé. Bien. Por otro, los herederos de los derechos de las creaciones del dibujantes han conseguido encerrar a Tintín hasta poner en peligro muchas publicaciones. Mal. Por un lado, la trilogía anunciada por Steven Spielberg y Peter Jackson pondrá al personaje en nuevas cotas de popularidad. Bien. Y por otro, desde hace años se oyen críticas por el racismo y el apoyo colonialista de sus historias. Mal.
En todo caso, Tintín está más de actualidad que nunca y el Salón Internacional del Cómic se ha hecho eco de ello invitando a Phillipe Goddin, el máximo experto en Hergé, secretario general durante diez años de su fundación y ahora autor de «El arte de Hergé» (Editorial Zendrera Zariquiey). «Hergé siempre pensó en Tintín como la imagen ideal de sí mismo, por ello es tan perfecto. En realidad le costó mucho aceptar que nunca llegaría a ser Tintín», asegura Goddin a este periódico.
Ni racista ni colonialista
Lo que más nervioso pone a Goddin son las corrientes críticas postcoloniales a la figura de Tintín. «Es injusto. Si vivías en los años 30 y hacías una historia en el Congo, sólo podías reflejar las cosas cómo pasaban. Está claro que Hergé no tenía un espíritu crítico, pero nadie dice que era pro ecologista porque en "Tintín y los pícaros"le dice a Haddock que suelte a una anguila eléctrica que había agarrado», señaló. Para Goddin, Hergé era sobre todo un maravilloso dibujante, pero su virtud diferencial era su capacidad como gran narrador. «Siempre buscaba el tema para la historia, después la visualizaba viñeta a viñeta y a partir de estos bocetos marcaba el dibujo y lo completaba con un completo detallismo documental», comenta.
Goddin conoció a Hergé a partir de unas cartas para preguntarle sobre su trabajo. «No éramos grandes amigos, pero sí que teníamos una relación estrecha. Era una persona sencilla y me dejó ver como trabajaba», afirma Goddin, fiel defensor de la política de estricto control que los herederos han puesto en marcha para vigilar la explotación de la figura de Tintín. «El público no está informado de la gran responsabilidad que representa controlar los derechos de un monstruo como Tintín. Sólo hablamos de los derechos, pero tendríamos que pensar en los deberes de esta responsabilidad. No diré que no se hayan cometido errores, pero no me corresponde a mí decirlos», aseguró.
Goddin supervisó las películas de dibujos de Tintín, «una gran decepción, no lo hicimos bien», pero asegura que la película de Spielberg y Jackson tiene muy buenas perspectivas. «Será muy fiel al libro, con el dinamismo del cine, no puede salir mal», dice.
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