Guecho

La palmera se le atragantó a ETA

La palmera se le atragantó a ETA
La palmera se le atragantó a ETAlarazon

Desde una lata de Coca Cola a una naranja, pasando por una revista con desnudos de mujeres o una barra de pan. Los objetos que, de forma visible, tienen que llevar los etarras, o los aspirantes a entrar en la banda, para las citas que tienen en Francia con los cabecillas de la organización criminal, han variado con el paso del tiempo. Pero lo que constituye una auténtica novedad es la utilización de una palmera de chocolate. Aitor Arteche Rodríguez, alias «Mono», uno de los huidos del «comando Askatun Haizea», cuyo responsable era Arkaitz Goicoechea Basabe y que fue desarticulado en Vizcaya por la Guardia Civil en julio de 2008, permanecía escondido en un domicilio particular de la localidad de Guecho. El 8 de diciembre tenía una cita frente a la iglesia de Gerde, en Francia. Allí le esperaban dos jefes etarras para integrarle en el entramado clandestino de ETA en territorio galo. Lo que no sabían unos y otros era que el encuentro estaba controlado por policías franceses y guardias civiles españoles. Un dato encontrado en poder de Garikoitz Azpiazu, «Txeroki», arrestado hacía poco más de un mes, el 17 de noviembre, daba cuenta de esta reunión para recoger a un «huido». Los agentes acudieron al lugar sin muchas esperanzas pero, afortunadamente, la coordinación entre los terroristas dista mucho de ser la de otros tiempos. Arteche había iniciado su viaje hacia la cárcel, en la que está desde entonces, unas horas antes. Iba a bordo de un Skoda Favia, matrícula 8944-FNC, conducido por Amets Ladislao González. Les precedía, como «lanzadera», un Opel Zafira, matrícula 7020-DZR, en el que viajaban Javier Gutiérrez e Ibai Egurrola. Habían establecido unos códigos para que los ocupantes del segundo vehículo avisaran a los del primero si había un control policial. Debían enviar un SMS con el texto «hay atasco en...» y el sitio donde estaban los agentes. En caso contrario, realizar una llamada perdida al pasar los peajes de la autopista. Arteche fue dejado por sus colaboradores en la citada iglesia a la que debían volver, pasada una hora (como medida de seguridad) para saber si este individuo había establecido contacto con los dos cabecillas que le esperaban. Los agentes españoles y franceses no tardaron en reconocer a Aitzlol Iriondo Yarza, «sucesor» de «Txeroki» en la jefatura de los «comandos» etarras, y a su «lugarteniente», Eneko Zarrabeitia Salterain. En la puerta de la iglesia les esperaba Arteche. Pero no se pudieron comer la palmera de chocolate porque fueron inmediatamente detenidos. Los ocupantes de los dos coches utilizados en el paso de la frontera emprendieron viaje de regreso a España. Entraron en territorio nacional y debían prometérselas muy felices hasta el kilómetro 7 de la Autopista Behovia-Bilbao. Allí fueron interceptados por la Guardia Civil. Los agentes de la Benemérita ya sospechaban de ellos por estar vinculados a los miembros del «comando Askatun Haizea» y a un a de sus células «satélite», la llamada «Hegoak».