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Mercado de parches

La Razón
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El mercado de invierno, salvo contadísimas excepciones, sólo es propicio para los parches. Los grandes fichajes se hacen en verano. En todo caso, comienzan a apalabrarse a mitad de temporada cuando se planifica la siguiente. Ahora, solamente hay jugadores en los tenderetes de las rebajas, futbolistas que no han cuajado, que han tenido problemas con el club, el entrenador o los propios compañeros, y que lo conveniente es darles la boleta. Solamente Monchi, el secretario técnico del Sevilla (¿director deportivo como ahora se lleva?), es capaz de citar media docena de nombres de profesionales en quienes nadie piensa, que no son caros y que pueden incorporarse al fútbol español con posibilidades de triunfar.

Salvo hombres como Monchi, o el inolvidable Víctor Martínez, quien fichaba por treinta mil duros a Quique Ramos que estaba en el Pinto y luego era internacional, la mayoría de los técnicos encargados de bucear en el mercado recurren a lo que haría cualquier aficionado. Para fichar a Figo, Zidane, Ronaldo, o Beckham, Florentino Pérez no necesitaba a ningún experto. Pensar en Kaká (ahora no, que según Calderón ya no tiene sitio en el Madrid) es fácil. Cualquiera ficharía a la docena de futbolistas que figuran en las mejores plantillas del mundo. Para eso no hace falta ir a Salamanca ni a la Sorbona, suponiendo que en ambas universidades se dicten lecciones magistrales sobre la trascendencia del mercado invernal en la Comunidad Europea.

En el Valencia tampoco se calientan mucho la cabeza a la hora de buscar refuerzos. Siempre optan por el más difícil todavía y, consecuentemente, los traspasos son tan caros que se renuncia a ellos. Miguel Ángel Ruiz, en los momentos de angustia, siempre recurre a nombres conocidos, y de ahí que el club no compre y haga el ridículo en Europa con tanta frustración. El Valencia de Koeman pretende reestructurar la plantilla ahora e ignora que el mercado está tan alejado de las posibilidades del club que volverá a protagonizar intentos fallidos. Ha ido a por Arteta, el faro del Everton, misión imposible, y al preguntar al Oporto por Lucho González ha descubierto que la operación es tan complicada en invierno como en verano. Y encima, en tiempos de precariedad, Badiola, aspirante a la presidencia de la Real Sociedad, afirma que tiene comprometido a Zigic... Que le pregunten a Monchi.