Caso Marta del Castillo
Miguel y «El Cuco» abusaron de Marta a punta de navaja y la estrangularon
SEVILLA- El rompecabezas sigue su curso, entre aparentes mentiras, medias verdades, el drama de una familia y la indignación ciudadana. Tras la reconstrucción de los hechos que se prolongó hasta pasadas las 21:00 horas del martes, el principal sospechoso del crimen solicitó, otra vez, ampliar declaración. Miguel Carcaño, que horas antes había señalado al menor como el asesino de Marta del Castillo -tras asfixiarla por un móvil sexual, según dijo-, confesó que en una alcantarilla de las inmediaciones tiraron el objeto punzante -del que pudo haber hablado durante uno de los careos que mantuvo en los juzgados- con la que amenazaron a Marta antes de abusar de ella. Carcaño manifestó que «el Cuco» y él tiraron el cuerpo al contenedor cercano a su piso de León XIII, negando toda implicación de Samuel B. P., de quien dijo que no se enteró del crimen ni en los días posteriores. Como en todas sus otras versiones, aseguró que su hermano Javier -absuelto ayer de una denuncia de maltrato y vejaciones relacionada con su trabajo como vigilante de seguridad- no participó en los hechos. Tras esta nueva declaración, el abogado del principal sospechoso, Antonio Jiménez, renunció a su defensa. Carcaño deberá contratar a un nuevo letrado o se le asignará uno de oficio. La Policía Nacional recuperó ayer «el objeto punzante» -al parecer, una navaja- en una de las alcantarillas de la calle, que calificaron de «hallazgo relevante». La Policía Científica busca restos biológicos de los implicados y de la víctima en el arma, según explicaron fuentes del caso. Miguel también declaró que la noche del 24 de enero se encontraba bajo los efectos de las drogas y que «el Cuco» y él intentaron abusar de Marta, golpeándola, incluso, y amenazándola con el objeto punzante. Mantuvo que Javier estranguló después a la joven de 17 años en el salón. En el dormitorio, no obstante, también se hallaron restos de la sangre de Marta del Castillo, al igual que en el salón, por lo que la joven no pudo ser «sólo» asfixiada. Sin certezas contundentes Los careos de Miguel con «el Cuco» y con Samuel perseguían aclarar los hechos, al igual que la reconstrucción del crimen. A su término, el juez de Instrucción número 4, Francisco de Asís Molina -que superó la treintena de horas de servicio, al haber tenido guardia el día anterior- carecía de certezas contudentes con las que clarificar el embrollo de contradicciones de los implicados. Fuentes del caso aseguraron que lo único que se sacó en claro es que la noche del 24 de enero ocurrió «algo truculento». Los investigadores destacan de la nueva declaración el interés en impedir que se halle el cuerpo. Al parecer, el 95% de los asesinos confesos revelan el paradero de su víctima. Carcaño ha testificado cuatro veces, con dos ampliaciones de declaración. Nunca se ha mostrado coherente ni ha sabido explicar las contradicciones entre las versiones, según fuentes de la investigación. La intención de que el cuerpo no aparezca contrasta, no obstante, con el conocimiento -que se le presupone a través de su ya ex abogado- de la finalización de la búsqueda en el río el día después al cambio de versión.
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