Navarra
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La misión de los políticos es solucionar problemas y no la de crearlos, lo que algunos hacen con relativa frecuencia. Por eso resulta loable el paso dado por Patxi López para acercarse a Navarra. Las comunidades autónomas vasca y navarra son dos regiones hermanas, con muchas vivencias comunes y una lengua propia que, en mayor o menor medida, hablan los habitantes que las pueblan. Por ello, lo normal hubiera sido la existencia de una estrecha colaboración entre ambas. Sin embargo, en los tres últimos lustros resultó imposible por la voracidad nacionalista que le impulsaba a querer fagotizar Navarra. Los nacionalistas vascos aspiran a completar lo que ellos llaman «la unidad territorial de todo Euskal Herria», es decir, las siete provincias, incluidas Navarra y las tres francesas bajo un único Gobierno, independiente de los estados español y francés. En ese camino hacia la utopía soberanista, Navarra suponía la primera parada. Estas premisas hacían complicado que los dirigentes del Viejo Reino aceptaran cualquier tipo de colaboración con su vecino. Pues bien, parece que el nuevo lehendakari ha conseguido que Miguel Sanz venza casi todas sus suspicacias y se abra una nueva etapa basada en el respeto absoluto a la autonomía de cada una de las comunidades, pero buscando la complicidad entre ellas. Ambos gobiernos colaborarán en materia de infraestructuras, conectando la «Y» vasca con la Alta Velocidad que llegue a Navarra y las dos cadenas de la televisión pública vasca se podrán ver en toda la comunidad navarra. Sanz puntualizó que las emisiones de ETB respetarán los símbolos y la identidad de su comunidad. Otro punto peliagudo, el del euskera, patrimonio y vínculo cultural de la dos comunidades. También aquí el presidente navarro insistió en el respeto institucional, en la atención a la realidad sociolingüística de cada comunidad y en que ninguno de los dos gobiernos tendrá injerencias sobre la política lingüística de la otra comunidad. En este importante encuentro, Miguel Sanz representó al «Doctor No», pero es verdad que el gato escaldado huye del agua. Patxi López ha dado este paso institucional en un momento en que su Gabinete está tratando de ganarse la confianza mayoritaria de los vascos que, de hecho, ha crecido en 10 puntos desde que tomó posesión. Los resultados del trabajo demoscópico ponen en evidencia las dificultades de índole social que tendrá que afrontar el Ejecutivo de Patxi López, pero por ver la botella medio llena, también muestran que en estos pocos meses los habitantes de la comunidad autónoma vasca están percibiendo una nueva manera de hacer política, sin estridencias, alejada de sectarismos y con un afán integrador. El apoyo no ha subido entre los nacionalistas, pero sí entre una parte de los votantes socialistas que habían manifestado su preferencia por un pacto PSE-PNV. El acuerdo entre socialistas y «populares» que permite gobernar en solitario a Patxi López cuenta con el 74% de los «populares» a favor, aunque sobre el papel es el PSE quien obtiene más ventaja de esta alianza. Ahora falta que el lehendakari López encuentre el momento político oportuno para que el PP recupere la Diputación de Alava, en manos del PNV con apoyo del PSE.