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No importa la verdad

La Razón
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l presidente del Valencia C.F., Juan Bautista Soler, está siendo objeto de un acoso inusitado por parte del grupo mediático más favorecido por los Gobiernos de Felipe González y de Zapatero, también por el de Aznar. Lo inédito es que la cruzada no sólo pretende determinar una decisión personal y, por tanto, libre si de verdad nos creemos un país de economía de mercado, sino además fijar a quién y a qué precio tiene que vender su paquete mayoritario de acciones. Da igual que ni Vicente Soriano ni Juan Villalonga hayan confirmado que realizaran una oferta concreta. Al menos el primero no lo hizo cuando fue entrevistado públicamente a pesar de que se lo preguntaron. Y no lo confirmó, entre otras cosas porque no puso cantidades encima de la mesa, porque no pasa de marear la perdiz. Pero no importa. «La verdad no puede estropear un titular». Se mantiene que la propuesta existe y que es preciso aceptarla en un intento de suplantar la realidad. Creo que convendría a todos, especialmente a los valencianistas, que se explicaran las verdaderas razones por las que se ha desplegado tan implacable ataque. Por el Valencia no es, porque lo único que se consigue, es desestabilizarlo. Sospecho que ése es precisamente el objetivo. Soler, como el juego del equipo, puede ser objeto de crítica o de alabanza, pero tiene derecho incluso a equivocarse. Él se ha rascado el bolsillo con unas cuantas decenas de millones de euros, ha avalado la ampliación del crédito para el Valencia, así como algunos fichajes. ¿Cuántos hay como él en la Liga española? ¿Por qué no emplean sus fuerzas en atajar atracos como el del Nou Camp con la mano de Etoo, o el del Nuevo Colombino con el gol de Raúl en fuera de juego? ¿Por qué no se preocupan de saber de qué viven los presidentes del Real Madrid y del Barcelona? Es curioso que, con la cantidad de escándalos que hay en el fútbol nacional, la máxima preocupación de estos dinamitadores sea que Juan B. Soler se vaya y, si es arruinándose, mejor. ¿Por qué?