Asia

Medidas económicas

Por qué el asesinato de Bhutto es una oportunidad

Un magnicidio siempre es un momento de crisis pero puede ser una gran oportunidad para mejorar la situación si se juegan bien las bazas. EE UU tiene hoy una nueva oportunidad de encarrilar Pakistán, sólo depende de si Bush tiene fuerza para hacerlo.

La Razón
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MENOS RADICALES

Washington debe forzar un fortalecimiento de la estructura de partidos.

Toda posibilidad de mejora para Pakistán ahora pasa por que el partido de Benazir Bhutto sea capaz de montar una respuesta cohesionada al asesinato de su líder. Ella era única e insustituible, pero si la democracia ha de triunfar, el Partido Popular de Pakistán debe ser capaz de nombrar a un nuevo cabeza de lista lo antes posible. El mensaje a los islamistas debe ser claro. «Da igual que matéis a nuestros líderes porque la lucha por la democratización del país es definitiva y otro asumirá el desafío antiislamista de Bhutto». Bush debe mandar este mensaje al país rápidamente a través de los contactos del Departamento de Estado. Musharraf no se puede oponer.

EL TIRÓN

Las fuerzas de la libertad deben unirse al sentimiento de rechazo al radicalismo.

El doble sentimiento de furia y dolor por el magnicidio de una figura tan importante en Pakistán es una fuerza que no se debe malgastar. La principal prioridad debe ser evitar que los islamistas radicales pequen en el odio al Estado convencional. Nada más útil para el yihadismo que un magnicidio que deja al Estado debilitado. Sin un Afganistán donde esconderse, Pakistán es la segunda opción para la instalación de las bases y campos de entrenamiento del terrorismo internacional. Occidente, y Musharraf, pueden ahora tomar medidas excepcionales para perseguir a los extremistas. Dinero, hombres de operaciones especiales y voluntad desde Islamabad no van a faltar ahora.

AFGANISTÁN

Otro factor que ayudará es la presencia de la OTAN en el país vecino.

Si se decide corregir la desventaja del Estado paquistaní frente a la creciente pujanza de las asociaciones islámicas, verdaderas tapaderas de la financiación y reclutamiento del terrorismo en la región, el general Musharraf debe apoyarse en la experiencia reciente de su vecino. La Alianza Atlántica ha construido, no sin resistencia, los cimientos de un Estado viable en Kabul con todos los factores en contra. Islamabad posee un grandioso Ejército en términos convencionales –el séptimo del mundo en número de hombres– que, debidamente asesorado, debe ser suficiente para detener al islamismo. El problema es la infiltración islamista en la Inteligencia militar, que trabaja con el enemigo si la coyuntura se lo pide en el otro gran conflicto del país, India.

EL PROBLEMA INDIO

La muerte de Bhutto debe promover un acercamiento con Nueva Delhi.

El conflicto entre India y Pakistán tras la descolonización británica se ha enquistado como pocos, quizá sólo el palestino es comparable en conflictividad y duración, y ha generado grandes tensiones de orden nuclear en la región. El desgaste de décadas que ha generado el conflicto de Cachemira ha llevado a ambos países a pensar, por primera vez, que quizá lo mejor es llegar a un acuerdo definitivo. India es un coloso económico emergente que no puede ya destinar cuantiosos recursos a un conflicto regional propio de otra época. Su imparable sector económico está hoy muy interesado en cerrar esa herida sangrante. Pakistán, debidamente encauzada la crisis Bhutto, no tendría más opción que llegar a un acuerdo para evitar que Cachemira siga siendo una excusa que suministre combustible para los radicales. El desbloqueo con India cerraría otra herida.

EUROPA

¿Qué mejor ocasión para desembarcar en la zona como potencia mundial?

La Unión Europea tiene una ventana de acción histórica para mandar a Javier Solana a Pakistán para desarrollar la primera acción diplomática verdadera desde los Veintisiete. Si se aparca la retórica habitual de Bruselas, hoy es el momento de ofrecer financiación a Musharraf a cambio de poder de convicción diplomático, algo que hace EE UU desde hace años y que le valió el apoyo de Islamabad tras el 11-S. La virtud de este tipo de acciones es la paciencia. Hoy hay una gran oportunidad de sembrar una futura presencia europea en la región, donde el favor de hoy puede ser devuelto en el futuro en un ámbito donde a Europa le interesa abrir brecha, el económico. Además, la UE tiene hoy más unidad interna en el liderazgo de los principales países. Pero no se puede esperar. La ventana se cierra rápido.

msanchez@larazon.es