Asturias

Un secreto muy bien guardado

Un secreto muy bien guardado
Un secreto muy bien guardadolarazon

Si en aquel histórico 22 de mayo de 2004 planeaban sobre los cálidos cielos de España algunas oscuras nubes de incertidumbre, hoy, un lustro después, tenemos que admitir que el horizonte está limpio y despejado. Desde el génesis, sabemos que el futuro no lo dibuja el lápiz de la voluntad humana, y sabemos, como recordó el poeta, que el mañana no está escrito todavía. Pero es cierto que los notarios del presente vienen certificando día a día que los Príncipes de Asturias han transitado hasta ahora de forma impecable por los ásperos surcos de su encomendada y difícil misión.Cinco años es tiempo más que suficiente para la reflexión y el análisis. Y cualquier juicio ecuánime sentenciará que la Princesa Letizia ha estado en todo momento a la altura que las circunstancias han demandado. Durante estos años, la sociedad española ha sido testigo de cómo la Princesa de Asturias ha sabido captar su misión y cómo ha subrayado en todo momento su vocación de servicio. Hoy, cinco años después de la histórica boda, los Príncipes y sus hijas garantizan la continuidad de la Institución más valorada y querida por los españoles. Una Institución, la Corona, que sopla con fuerza contra toda aventura decadente que suponga vislumbrar una posible desvertebración de España.Pero aquí, en estas efímeras líneas, se trata de intentar responder a lo que se ha preguntado: si fue un acierto o un error aquella boda celebrada un 22 de mayo de hace cinco años entre Don Felipe de Borbón, heredero de la Corona, y Doña Letizia Ortiz. Y cinco años después, nadie ha podido aún ensombrecer el camino de un matrimonio que ha garantizado con dos hijas la continuidad dinástica y con su entrega, trabajo y ejemplo, el alto lugar que la Institución ocupa en la apreciación de los españoles.La última vez que pude ver a Doña Letizia fue el día de su boda en el Palacio Real. Por eso, por carecer de conocimiento alguno más allá que la lógica inquietud intelectual de quien sigue con atención los acontecimientos diarios de su país, recurro para enjuiciar a la Princesa de Asturias a alguien que la conoce muy bien y que es toda una autoridad. Me refiero a Doña Sofía, una de las grandes Reinas que ha tenido España: «Letizia es inteligente, alegre, viva, dinámica, divertida, sensitiva, atenta… Es fina y delicada, pero fuerte. Me asombra ver lo exigente que es consigo misma. Importantísimo: tiene un sentido innato del deber y del servicio. Ha entendido y ha captado como por ósmosis qué es ser princesa, qué es ser reina, y cuál va a ser, ¡cuál es!, su misión: servicio, servicio y servicio. Se ha hecho cargo: servicio sea la hora que sea, con frío o con calor, apetezca o no apetezca…». Palabra de Reina.

LA GRAN NOTICIA APUNTADA POR LA RAZÓNNadie podía sospecharlo. Y muy pocos, pero muy pocos, sabían de la relación que una periodista de los servicios informativos de TVE mantenía con Don Felipe. Y si amigos y algún compañero de trabajo de Doña Letizia tenía conocimiento de esta amistad, no podía ni imaginar que acabaría en una boda. Pero fue este periódico quien dio la pista del inminente anunció de boda real. El día 1 de noviembre de 2003, en la página 4 de LA RAZÓN, se le dedicaba un «alza» a la periodista Letizia Ortiz, cuyo texto decía así: «Excelente trabajo periodístico de Letizia Ortiz en el telediario nocturno de TVE». Tras la publicación de este comentario –entonces sí– las especulaciones empezaron a tomar cuerpo. A media tarde del mismo día, la Casa Real envió un comunicado en el que anunciaba la boda de Don Felipe de Borbón con Letizia Ortiz Rocasolano.