Feria de San Fermín
Una soporífera corrida más
- LAS VENTAS (MADRID). 10ª corrida de la Feria de San Isidro. Se lidiaron toros de la ganadería de José Escolar, bien presentados y mansotes. 3º y 6º, buenos para el torero. Lleno de «no hay billetes».- Rafaelillo, de azul y oro, media perpendicular, tres descabellos, aviso (silencio); estocada (silencio).- Fernando Robleño, de grana y oro, estocada (silencio); pinchazo, estocada caída (silencio).- Sánchez Vara, de blanco y oro, estocada (silencio); buena estocada (palmas).
Madrid- El público acudió y llenó la plaza con la ilusión puesta en los toros de José Escolar, famosos por su terrible temperamento y peligrosidad. Se encontraron con una corrida escasa de casta y, salvo dos, segundo y quinto, facilidad borreguil. La mayoría de los espectadores no apreciaron las buenas cosas, pocas, que se hicieron. Rafaelillo estuvo muy valiente e inteligente con el primero al que, a fuerza de exponer y aguantar, realizó una clásica faena, de menos a amas. No se entendió con el cuarto, bonancible, al que debió atacar más y dejarle el engaño a la vista. Fernando Robleño pechó con el lote más deslucido. Sacó a relucir su veteranía y mostró su buena técnica, producto de su batallar con reses poco aptas para el virtuosismo torero.Con valor probado A Sánchez Vara le correspondió un buen lote; suave de arrancadas y sin malas intenciones. No se le puede negar que, a su manera, diera muchos muletazos, casi todos muy despegados, a causa de citar demasiado en línea. Banderilleó con deseos y mató a sus dos toros con derechura y arrojo.Rafaelillo convenció al primero, de corta pero noblota arrancada por el derecho y pérfida por el otro pitón. Expuso mucho, sin que el personal lo advirtiera. Muletazos largos y hasta, algunos, con cierta templanza. Buenos muletazos finales. Lo estropeó con el descabello.No acabó de medirse con el cuarto, que pedía que se cruzara mucho y dejara la muleta puesta. Torero de valor probado, no supo adaptarse a las condiciones del animal, que embistió con largura. Incluso mejoró mucho por el pitón izquierdo; en su primer cite zurdo, le puso los pitones en la cara. Mató con decisión.Robleño se mostró seguro con el descastado y flojo segundo, poco colaborador. Los derechazos tuvieron buen son, procurando que la res no se desmoronara. El público no se manifestó contra la falta de energía del toro ni estimó la decisión del torero, que estuvo aseado y eficaz.Con quinto, manso de libro, se mostró muy digno, sin amilanarse. Los pases de castigo iniciales, ganando terreno, tuvieron recuerdos de antaño. Pudo con el animal que, a partir de entonces, se apaciguó, aunque rajado. Robleño, lo intentó todo; parte del público protestó su insistencia. Al final reconocieron su buena voluntad. Más, imposible. Sánchez Vara se encontró con un buen tercer toro, suave y de largo recorrido. El torero, que banderilleó con pureza, no acabó de encontrarse a gusto con él, al que, eso sí, dio mucho pases. El defecto, citar en línea, dejar la muleta atrás y no reunirse con él. Ésa fue la causa de que no llegara al personal, que vio la bondad del toro al que, eso sí, le hizo bien la suerte de matar.Arrojo y aciertoEl sexto toro embistió con buen son y el torero continuó con el defecto mostrado durante la terna de no cruzarse. Muletazos diestros, muy voluntariosos, sin acabar de centrase con el buen temple del animal. Los naturales, del mismo estilo, sin acabar de gustar a la mayoría del personal. Faena con buen celo, pero por debajo de las virtudes de la res. Sánchez Vara no supo aprovechar el mejor lote del encierro de José Escolar. Mató con arrojo y acierto.
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