Una tristeza

Director: Steve Jacobs. Intérpretes: John Malkovich, Jessica Haines y Paula Arundell . Guión: Anna Maria Monticelli. Australia/Suráfrica, 2008. Duración: 120 minutos. Drama. Probablemente, pocos directores, casi ninguno, nadie (había hasta hoy un único referente, la desconocida producción «Dust», Marion Hänsel, 1985, basada en la obra «En medio de ninguna parte»), sea ahora mismo apto para vomitar en pantalla las ariscadas y dañinas palabras de Coetzee, el Nobel terrible y cortante como el cuchillo que rebana la carne cruda, el autor de «El maestro de Petersburgo», «Foe» o «Desgracia», dicen que la mejor novela del surafricano (blanco), el desasosegante retrato de un cincuentón en declive que se evapora y desdibuja entre los escritores románticos, un acto de estupidez humana (viola, pero en la película no, a una alumna) y el difícil vínculo que le une a Lucy, su única hija, lesbiana frágil, inasible y solitaria. Al realizador Steve Jacobs, autor de la mediocre «La spagnola», le faltan años y talento todavía para afrontar, en su segunda producción, la adaptación de esta desoladora «Desgracia» que orbita de nuevo, en el caso de Coetzee, alrededor del racismo, las clases sociales, el sexo... y de los hombres primitivos que combaten la sospecha de la muerte con el deseo de una erección. Con todo, la película es un trabajo correcto pero carente de la garra, del miedo, de la certeza que contienen las páginas del libro. Cuando David Lurie (un contenido John Malkovich, mejor), profesor de Universidad, es denunciado por una joven, decide recluirse en la apartada granja donde vive Lucy, la abandonada. Una agresión brutal devuelve la calma paradójicamente a estos dos personajes abocados a elegir. Entre el dolor de seguir sufriendo y la anestesia de la calma impostada. Va en serio, lean.