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«Vivo en Irán sé lo que significa el peligro»
Hana es la menor de una saga de cineastas iraníes. Con 18 años ha rodado un filme crítico y comprometido que ya triunfa en festivales como San Sebastián y Berlín.
Es hija y hermana de directores. Su padre es Mohsen Makhmalbaf («Kandahar») y su hermana, Samira Makhmalbaf («La pizarra»). Con 19 años, Hana ya ha debutado como directora comprometida con «Buda explotó por vergüenza», donde narra una odisea cotidiana en el Afganistán actual, la de una niña y su empeño, a los pies de los restos de los Buda de Bamiyán, en ir a la escuela.
-El filme habla de lo difícil que puede resultar en Afganistán ir a la escuela, de niños que juegan a lapidar... ¿Cuál es la huella que queda hoy en Afganistán de los talibanes ?
-La película no trata sólo de ellos, sino del colonialismo ruso, del paso de los talibanes y los mulahs, y también de los norteamericanos. Cada uno, cuando llegó, destruyó todo lo anterior, y luego no encontró el tiempo para reconstruir el país. Los tres comparten la violencia que inyectaron en la sociedad y que ahora se ve en los juegos de los niños.
-Su hermana sufrió un atentado y a usted intentaron secuestrarla islamistas radicales. ¿Por qué sigue rodando a pesar de todo?
-Vivo en Irán, estoy acostumbrada al peligro. Cada día, al salir de casa, un policía puede detenerme por llevar el pañuelo mal puesto. Y en la familia Makhmalbaf estamos siempre expuestos a que nos ocurra algo, a que no nos dejen estrenar... Pero un cineasta no es alguien que hace películas, sino alguien que no puede vivir como la gente corriente.
-El filme habla de Afganistán, pero quizá también de Irán...
-En Irán hemos tenido el mismo problema político, social, cultural... Vista desde otra perspectiva, la cinta incluso habla de lo que sucede en muchos otros países.
-¿Ha empeorado la situación con la llegada de Ahmanineyad?
-No soy una política, sino una directora, muestro mis ideas a través de mis películas. Seguro que ya ha oído mucho sobre Irán a través de los medios de comunicación. No puedo añadir nada a eso. Mi padre dejó Irán hace tres años y medio. Así pudo trabajar y librarse de la estricta censura que sufre mi familia. El cine nos ha convertido en gitanos: vamos de un lado a otro para poder trabajar. Esta cinta, por ejemplo, se rodó en Afganistán y Tayikistán y se montó en Alemania.
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