Europa

Confianza política contra la pandemia

Los países nórdicos, con mayor confianza en sus Gobiernos, han gestionado mejor la crisis que los mediterrráneos, donde existe una mayor desafección con sus instituciones democráticas

Confianza en su Gobierno, UE
Confianza en su Gobierno, UETeresa Gallardo

En tiempos de crisis e incertidumbre como los que vivimos, la tendencia natural sería que los ciudadanos cerraran filas con sus dirigentes para combatir la mayor emergencia sanitaria del último siglo. Pero, ¿qué ocurre en los países donde la población no confía en sus Gobiernos?

Una de las lecciones que nos ha enseñado el coronavirus es que la gestión de la pandemia no depende del tamaño del Estado, sino de una rápida y decidida acción de las autoridades para domeñar el virus. De ahí que los países que más exitosamente han combatido el Covid-19 son pequeños, con una población no superior a los diez millones y una mortalidad que se cuenta por centenares, no por millares, así como una fuerte confianza en sus Gobiernos. Así, el éxito de Austria, Noruega, Dinamarca o Portugal contrasta con la difícil situación de Italia, España, Francia o Reino Unido.

La salud de las instituciones democráticas marca también una brecha entre el Note y el Sur de Europa. Según el último Euobarómetro, quienes más confían en sus Gobiernos son luxemburgueses (68%), daneses (63%), holandeses (59%), suecos (56%) y finlandeses (56%). En cambio, a la cola se sitúan españoles y británicas, con el 21%, franceses (24%), italianos (25%) y griegos (26%).

En los países nórdicos, gozar de este grado de confianza permite a los Gobierno limitar derechos fundamentales como el de reunión o circulación con el beneplácito de la población. «Hay una gran confianza en los Gobiernos, autoridades y medios, lo que facilita gestionar algunas situaciones. Esa confianza es la que hace que los daneses hayan sido uno de los mejores siguiendo las recomendaciones», explica Anders Dybdal, experto en comunicación. Según Li Bennich-Björkman, profesor de la Universidad de Upsala, «hay un alto nivel de confianza entre los ciudadanos suecos hacia las autoridades y el Gobierno y creo que esto [ha quedado] demostrado muy claramente ahora, porque el comportamiento de la gente sigue siendo alterado, aunque no este legalmente obligada».