Análisis

¿Quiénes son los talibanes?, ¿pueden implantar el “Emirato Islámico de Afganistán”?

Tras 20 años de campaña militar, el Ejército afgano se muestra incapaz de frenar el avance de los integristas que se encuentran a pocos kilómetros de Kabul, la capital

Con los talibanes (los estudiantes, en el idioma pashtún) se cumple aquello de que por sus hechos los conoceréis. Se ha escrito mucho ya de este movimiento fundamentalista-terrorista y lo único que se puede decir ahora es que Afganistán parece abocado a vivir de nuevo los días más oscuros de historia reciente.

Los avances de los yihadistas parecen propios de una “guerra relámpago” y no hay día en que no se anuncie una nueva conquista. Esas sombras son particularmente preocupantes para las mujeres y las niñas, a las que se las devolverá a la condición de meros objetos para servir y criar a los hijos con una larga serie de prohibiciones e imposiciones, desde la de no estudiar hasta llevar siempre el humillante burka.

¿Cuándo surgieron los talibanes? Los talibanes, surgidos al hilo de la ocupación soviética del país, son una conjunción de tribus, unidas por la idea de imponer un emirato en el que se aplique, con toda la fuerza posible, la sharia, la interpretación más rigorista del Islam; y los beneficios del cultivo de la amapola-opio, que no son escasos.

Régimen del terror. Cuando tuvieron el control del país, después de expulsar a los rusos, con la inestimable ayuda de Estados Unidos, impusieron su particular régimen de terror. A las mujeres no se les permitía trabajar ni recibir educación después de los ocho años; no podían ser atendidas por médicos de sexo masculino si no eran acompañadas por un hombre; no eran infrecuentes las flagelaciones en público por cometer algún “pecado” o las lapidaciones, en el caso de ser declaradas adúlteras. La cultura y el espectáculo tienen ante sí un siniestro futuro, ya que estos sujetos prohíben la televisión, la música, el cine, los libros... Es como un viaje al pasado, de siglos.

Expulsión de los rusos. No hay más que recordar la actividad de este movimiento mientras permanecieron cinco años en el poder, tras la expulsión de los rusos, en 1996, hasta 2001. La invasión de Estados Unidos, con apoyos internacionales, tras los atentados del 11-S, ha propiciado una intensa actividad terrorista que, ahora, tras la retirada de ese contingente internacional, se ha convertido en una guerra abierta en la que, en un plazo de poco tiempo, les puede situar a las puertas de Kabul, la capital de Afganistán. Los acuerdos que se habían firmado han saltado por los aires y se ha impuesto la realidad de que estamos ante la nueva implantación del Emirato Islámico(siempre ha existido), con las consecuencias de todo tipo, entre ellas la de que se pueda volver a convertir en base del terrorismo yihadista; la delincuencia internacional organizada; el narcotráfico, todo ello proyectado hacia el exterior.

Emirato Islámico de Afganistán. Los talibanes nacieron en el sur de Afganistán, para combatir el régimen prosoviético que Moscú mantenía en el país. Con el lema de expulsar al invasor, se ganaron a la población y lograron la victoria para implantar el “Emirato Islámico de Afganistán”. Estados Unidos, que sale hoy precipitadamente del territorio, tras haber asegurado que había formado un ejército capaz de mantener la seguridad en el país, juega un extraño papel que no le corresponde, entre el iluso y el novato, cuando Joe Biden no lleva un año en el poder, con China y Rusia al acecho. La operación para sacer a los suyos del territorio recuerda, con las lógicas diferencias, lo ocurrido en Vietnam.

En 1998, el régimen controlaba en torno al 90% del territorio, con excepción de algunas zonas en manos de la llamada Alianza del Norte.

Violaciones de los derechos humanos. Entonces llegó la realidad, lo que se escondía detrás de los libertadores: violaron sistemáticamente los derechos humanos con la imposición estricta de la sharia: ejecuciones públicas, lapidaciones de mujeres acusadas de adulterio y amputación de manos a las personas reconocidas culpables de robo. A las mujeres las despojaron de todo derecho fundamental, las obligaban a permanecer encerradas en sus casas y les prohibieron trabajar o asistir a la escuela y, cuando salían, tenían que ir cubiertas con el burka (velo integral).

Vínculos con Al Qaeda. Estados Unidos ha jugado el papel de alimentar al monstruo, cuando había que expulsar a los rusos por razones estratégicas; y después, combatir a los talibanes, tras el 11-S, al tener constancia de la alianza que mantenían los fundamentalistas y su cabecilla más conocido, el mulá Omar, con Al Qaeda de Osama Bin Laden. Antes de la invasión, plantearon una serie de condiciones: entregar todos los líderes de Al Qaeda; poner en libertad a todos los extranjeros; proteger a los periodistas extranjeros, diplomáticos y trabajadores humanitarios; cierre inmediato de todos los campamentos de entrenamiento terrorista; entregar todos los insurgentes y sus partidarios a las autoridades competentes; dar acceso completo a los campos de entrenamiento de terroristas para la inspección.

El balance de 20 años de guerra. No se cumplieron y los americanos iniciaron el conflicto, que tantas vidas les ha costado: más de 2.400 soldados muertos. Es verdad que capturaron a los principales cabecillas de Al Qaeda en distintas operaciones, entre ellos al cerebros del 11-S, Khalid Sheikh Mohammed, que todavía permanece en Guantánamo; o que acabaron con la vida, en una acción de los Navy Seal, de Osama Bin Laden, 2 de mayo de 2011 en Abbottabad, Pakistán; que el mulá Omar murió en su escondite, sin que pudieran dar con él, pero lo cierto es que esta campaña militar, por su coste humano y económico, se había hecho insoportable para Estados Unidos. Además, como ha ocurrido en otros conflictos, Washington ha interiorizado que el esfuerzo que realiza nada más que recibe críticas y que, sólo cuando abandonan el terreno los “progres” de turno se dan cuenta de la importancia de contar con los americanos. Ha ocurrido así siempre, incluso después de la II Guerra Mundial, que libró a Europa del nazismo.

Terrorismo internacional. No era difícil imaginar lo que iba a ocurrir cuando los americanos salieran de Afganistán. Que el Emirato vuelva a recobrar su siniestro “esplendor” del pasado es cuestión de meses, tres como mucho, según algunos expertos. ¿Qué harán los cabecillas de Al Qaeda, algunos de los cuales se esconden en Irán en la actualidad?. ¿Y Daesh, en constante crecimiento en la zona? No es difícil imaginárselo. Vendrán las lamentaciones, pero será tarde.