Siria

El ataque a una base siria desata la tensión con Israel

Damasco y Moscú acusan al Gobierno hebreo del bombardeo de un aeródromo próximo a Homs dos días después del supuesto ataque químico en Duma

Soldados sirios en una calle de Zamalka
Soldados sirios en una calle de Zamalkalarazon

Damasco y Moscú acusan al Gobierno hebreo del bombardeo de un aeródromo próximo a Homs dos días después del supuesto ataque químico en Duma.

La guerra siria se ha convertido en una especie de trama de novela negra donde la realidad supera la ficción. Ataques químicos de los que nadie se responsabiliza y bombardeos aéreos con cazas extranjeros que ningún ejército reclama. Un día después del presunto bombardeo letal con agentes químicos en Duma, un misterioso ataque aéreo con misiles contra una importante base militar siria se saldó con 14 muertos, varios de ellos miembros de las fuerzas iraníes que luchan junto a Bachar al Asad. El bombardeo se produjo en la madrugada de ayer en la base aérea T4, cerca de Palmira, en la provincia central de Homs. El ataque, que se interpretó como represalia por el presunto bombardeo del régimen con armas químicas, no ha sido confirmado ni por EE UU (principal sospechoso de Damasco), que había amenazado con tomar acciones contra el Gobierno sirio, ni por Israel, su archienemigo regional. El Pentágono se desmarcó del ataque diciendo que: «A esta hora, el Departamento de Defensa no está efectuando ataques aéreos en Siria». Sin embargo, mantuvo su postura de actuar contra Damasco por el uso de armas químicas. «Vigilamos atentamente la situación y apoyamos la presión diplomática para que los que usan armas químicas en Siria sean responsabilizados de sus actos», insistió el portavoz del Pentágono, Christopher Sherwood.

Israel tampoco hizo ningún comentario sobre el bombardeo en la base militar T4, aunque no es la primera vez que las fuerzas israelíes atacan sin avisar objetivos sirios y después ni confirman ni desmienten la acción. Precisamente, este mismo aeropuerto militar cercano a Palmira fue atacado en febrero por ocho cazas israelíes, uno de ellos destruido por baterías antiaéreas sirias.

Damasco primero acusó a Trump del bombardeo aéreo, pero rectificó horas después apoyando la versión rusa, que puso el dedo acusador sobre Israel. Según la televisión oficial siria, «dos cazabombarderos F-15 de las Fuerzas Aéreas de Israel, sin entrar en el espacio aéreo sirio, desde territorio libanés, han lanzado ocho cohetes contra el aeródromo de Al Taifur». En una misiva dirigida al Consejo de Seguridad de la ONU, el Ministerio de Exteriores sirio denunció que los ataques de Israel «no ocurrirían sin la luz verde de Estados Unidos». A pesar del silencio israelí, Eyal Ziser, vicerrector de la Universidad de Tel Aviv puntualizó ayer que «Israel hace tiempo que dice que tiene líneas rojas: que no aceptará la presencia iraní y que cualquier avance en ese sentido será respondido con hechos». «Éste es el contexto de lo que pasó: la suposición de que Israel atacó la base y la suposición de que su objetivo era Irán. En realidad, es sumar uno más uno», indicó. Ziser cree que los rusos no apoyan suficientemente a Israel en su intento de que los iraníes no se instalen en Siria, a lo que se suma ahora la intención de los estadounidenses de sacar las tropas que tienen en ese país.

Un convoy con 31 autobuses con milicianos y civiles salieron ayer por la tarde de Duma por el paso del campo de refugiados palestinos de Al Wafidín en dirección a zonas del noreste de la provincia de Alepo, en manos de rebeldes sirios apoyados por Turquía. En cuanto al ataque sobre Duma, pese a las evidencias, múltiples denuncias de activistas y médicos locales y las fotografías y vídeos que mostraban a niños desfallecidos con la mascarilla de oxígeno en la boca, tanto Irán como Rusia, aliados de Damasco, mantienen su negativa de responsabilizar al régimen del letal ataque químico del sábado que dejó decenas de muertos. Teherán tildó ayer de «nuevo complot» y de «excusa para la acción militar contra los sirios» las acusaciones de Occidente contra el régimen de Damasco por un ataque con gas cloro en la localidad de Duma. «El uso de [agentes] químicos por parte del Ejército sirio no tiene sentido, ya que lleva ventaja en su guerra contra los terroristas», dijo el portavoz iraní de Exteriores, Bahram Qasemi. El portavoz iraní subrayó que «tales acusaciones de EE UU y otros países occidentales revelan un nuevo complot contra el pueblo sirio».

Por su parte, el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, dando por cierta una objetividad falsa, aseguró que los especialistas rusos que investigaron en Duma no hallaron «ningún rastro» de sustancias químicas. «En ese lugar ya han estado nuestros especialistas militares y también los representantes sirios de la Media Luna Roja. No han encontrado allí ningún rastro de empleo de cloro o del uso de otra sustancia química contra civiles», dijo Lavrov a la Prensa. Incluso el Centro de Reconciliación Ruso en Siria señaló que los médicos del hospital de Duma dijeron que no habían admitido a ningún enfermo con síntomas de intoxicación química. «Toda la gente a la que atendieron mostraban traumas habituales, lesiones, heridas con metralla y de bala», señaló Lavrov.

A iniciativa de Estados Unidos, se reunió anoche el Consejo de Seguridad para poner en marcha un nuevo mecanismo internacional que determine responsabilidades por el uso de armas químicas. Su embajadora, Nikki Haley, aseguró que Washington acturá con o sin el aval de la ONU. «Ha llegado un momento en el que el mundo debe ver justicia. La historia registrará este como el momento en el que el Consejo de Seguridad o bien cumple con su deber o demuestra que es un total y absoluto fracaso a la hora de proteger al pueblo de Siria. Sea como sea, EE UU responderá», afirmó.