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África y la UE acuerdan la evacuación de 3.800 migrantes atrapados en Libia

La Cumbre de Abiyán concluye con la firma de un plan de urgencia contra la crisis humanitaria en el país, donde malviven 700.000 subsaharianos

El presidente francés, Emmanuel Macron, participa en una ceremonia a su llegada ayer a Acra (Ghana)
El presidente francés, Emmanuel Macron, participa en una ceremonia a su llegada ayer a Acra (Ghana)larazon

La Cumbre de Abiyán concluye con la firma de un plan de urgencia contra la crisis humanitaria en el país, donde malviven 700.000 subsaharianos

El cierre de la V Cumbre Unión Africana-Unión Europea ayer en Abiyán, la capital económica de Costa de Marfil, sirvió de marco para el anuncio de un plan de urgencia para la evacuación en los próximos días de 3.800 emigrantes, procedentes en su mayoría de África occidental, atrapados en un asentamiento cerca de Trípoli. Marruecos, Francia y Alemania han ofrecido aviones para empezar la evacuación lo antes posibles. Así lo anunció el presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat, en la rueda de prensa final de la cumbre, poco después de estimar en entre 400.000 y 700.000 el total de emigrantes viviendo en condiciones «inhumanas» en Libia.

Las autoridades del país presentes en Abiyán informaron de que existen al menos 42 asentamientos donde se hacinan todas estas personas a merced de las mafias de tráfico de personas. Fue en uno de estos lugares donde se filmaron las imágenes en las que subastaban seres humanos «como cabras por un par de dólares», por utilizar la gráfica expresión pronunciada por el presidente de Nigeria, Muhamad Buhari.

«Estos contrabandistas están íntimamente relacionados con muchas redes terroristas y alimentan –y en alguna ocasión financian– a los mismos que atacan a nuestras tropas y que asesinan en buena parte del norte de África», aseguró el presidente francés, Emmanuel Macron, en una entrevista a la televisión pública gala.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, también estuvo presente en la rueda de prensa de conclusiones de la cumbre y confirmó la determinación de la UE de colaborar con Naciones Unidas y con los líderes de las naciones africanas afectadas en desbloquear la crisis humanitaria creada en Libia, una situación que llevaba años gestándose, concretamente desde el derrocamiento del general Gadafi por la coalición internacional liderada por Francia y Reino Unido en 2011.

«En Libia no hay Estado», aseguró el presidente de Guinea Conakry, Alpha Condé, que detenta la presidencia rotatoria de la Unión Africana (UA) y que reconoció que aún están por diseñarse las líneas maestras del acuerdo a tres bandas entre la UA, la UE y Naciones Unidas para actuar en Libia. Precisamente el primer paso adelante realizado por este grupo de trabajo ha sido el acuerdo para la evacuación de los 3.800 inmigrantes. En cualquier caso, Macron adelantó desde Abiyán lo que podrían ser los siguientes pasos para solucionar el problema. En primer ligar, se debe proceder a detener a los traficantes más conocidos para, en un segundo momento, empezar la tarea de desmantelar las redes y rutas que utilizan para desplazar a los inmigrantes. Punto fundamental en esta estrategia es atacar las redes de financiación y los pagos bancarios con los que los traficantes llevan a cabo su deplorable actividad. En cualquier caso, Macron descartó la posibilidad de que tropas francesas entren en Libia: la labor de los efectivos que Francia mantiene en la zona del Sahel sólo se utilizarán para atacar las vías de suministro, abastecimiento y financiación de terroristas y traficantes.

El alto comisionado de Naciones Unidas para Libia, Filippo Grandi, puso el dedo en la llaga al afirmar: «Desafortunadamente, los horrorosos abusos que el vídeo de la CNN hace evidente han hecho patente una situación que no es nueva. El mérito del vídeo es que ha puesto esta tragedia en la agenda internacional».

Libia se ha convertido en un Estado fallido dividido en dos, con una autoridad en el este, bajo control del Parlamento en Tobruk y la tutela del mariscal Jalifa Hafter, y otra en Trípoli, respaldada por la ONU y con Fayez al Serraj como primer ministro.