Terrorismo yihadista

Al Shabab, tocado ¿y hundido?

Miembros de Al Shabab, en una imagen de archivo
Miembros de Al Shabab, en una imagen de archivolarazon

Un mes después de que un ataque aéreo estadounidense acabara con el líder de Al Shabab, Ahmed Abdi Godane, el futuro del grupo terrorista somalí sigue siendo una incógnita, y muchos se preguntan si este duro golpe supondrá el principio del fin de esta filial de Al Qaeda. El bombardeo del pasado 1 de septiembre del vehículo en el que viajaba Godane dio un giro inesperado a la organización yihadista, que tardó cinco días en confirmar la muerte de su líder y elegir a un nuevo jefe, Ahmed Omar, conocido como Abu Ubaidah.

El Gobierno somalí decretó el estado de alerta ante el temor de que se produjera una oleada de ataques, pero Mogadiscio, la capital del país, se ha convertido, paradójicamente, en una ciudad “más segura”. “Desde que Godane ha muerto, los ataques en Mogadiscio se han reducido. Ahora la ciudad es más segura que hace unos meses, lo que muestra la debilidad del grupo”, explica a Efe el analista del International Crisis Group (ICG) para Somalia Abdullahi Abdille.

Sin embargo, y aunque haya quedado “tocado” por la pérdida de su líder y de muchos de los territorios que controlaba en todo el país, esto no supone “el final” de su lucha armada, advierte.

“Han perdido a su líder, pero continuarán. Su organización está basada en su teología. Si la gente sigue creyendo, Al Shabab continuará”, comenta a Efe el analista somalí Zakaria Yusuf, que compara la situación de la milicia con la que vivió Al Qaeda tras la muerte de Osama bin Laden.

Un informe del Instituto para Estudios Políticos de Somalia también apunta en la misma dirección: “no significará el fin del terrorismo”.

El exceso de jóvenes desempleados y marginados -objetivo fácil de captación- “seguirá planteando una grave amenaza para la seguridad”, concluye el estudio.

“El futuro de Al Shabab solo depende de la futura estabilidad del Gobierno somalí”, agrega Abdille, ya que el país permanece inmerso en un estado de guerra civil y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barre.

Aunque Godane fue conocido como uno de los líderes más despiadados de la comunidad yihadista internacional, Abdille augura que el nuevo cabecilla intentará seguir sus pasos, ya que cuenta con mucha experiencia por haber formado parte de la unidad de Inteligencia de la milicia, conocida como “Amniyat”.

El Gobierno, dispuesto a aprovechar este momento de debilidad, ofreció el pasado 3 de septiembre una amnistía a los militantes que abandonen la lucha armada.

Desde entonces, un total de 545 se han acogido a esta medida, según fuentes de la Iniciativa Barbaar, agencia internacional de apoyo a la reinserción.

“Los desertores no recibirán apoyo financiero del Gobierno, pero les daremos seguridad y protección”, aclaró a Efe el gobernador del Bajo Shabelle, Abdukadir Nur Siidii, quien aseguró que más de 300 personas han optado por la amnistía en su región.

Sin embargo, en opinión de Yusuf, esto solo es “propaganda gubernamental”. Según sus datos, el número de desertores en todo el país ronda los 100, la mayoría de ellos jóvenes.

Aunque reconoce que se trata de una medida positiva, criticó que el Gobierno no informe de la posición jerárquica de los desertores, lo que hace sospechar que ningún alto rango se ha rendido.

Godane asumió el control de Al Shabab en 2008, después de que otro ataque aéreo estadounidense acabara con su predecesor, Aden Hashi Ayrow, y desde entonces emprendió una agresiva campaña para sembrar el terror dentro y fuera de Somalia.

Su objetivo era que a Al Shabab, que lucha por instaurar un estado islámico en Somalia, figurara entre las organizaciones terroristas más temidas a nivel mundial.

Lo consiguió prometiendo lealtad a Al Qaeda, convirtiéndose en su brazo armado en el cuerno de África y atentando por primera vez fuera de sus fronteras.

Fue el 11 de julio de 2010 en Kampala (Uganda), cuando mató a 76 personas en un ataque contra un restaurante y un campo de rugby donde se habían instalado pantallas gigantes para ver la final del Mundial de fútbol de Sudáfrica.

No obstante, no fue hasta 2013 cuando el grupo terrorista logró notoriedad internacional asesinando a 67 personas en un asalto al centro comercial Westgate de Nairobi, frecuentado por kenianos acomodados y expatriados.

Aunque la muerte de Godane ha debilitado a la milicia, Abdille no subestima su potencial y opina que puede estar lista para perpetrar otro gran atentado, porque “atacar a la población civil sigue siendo muy fácil”.