Unión Europea
May, dispuesta a extender hasta 2021 el periodo transitorio tras el «brexit»
Theresa May dijo a su llegada a Bruselas que el acuerdo es "alcanzable"si se trabaja con intensidad, aunque reconoció que aún se debe resolver la cuestión de la frontera irlandesa
Theresa May dijo a su llegada a Bruselas que el acuerdo es "alcanzable"si se trabaja con intensidad, aunque reconoció que aún se debe resolver la cuestión de la frontera irlandesa
Nunca el Brexit se había parecido tanto a una guerra de trincheras. Las dos partes permanecen agazapadas en sus posiciones con conatos de acuerdo, pero un grave problema de fondo que se ha convertido en el nudo gordiano de las negociaciones. La solución para evitar una frontera dura en el Ulster que a la vez no socave la integridad del mercado único parece irresoluble. Pero lo no es. «Nos han dicho muchas veces que estamos muy cerca del acuerdo. Pero los negociadores de las dos partes han ido más lejos que los políticos», resume una alta fuente diplomática al explicar los acontecimientos de los últimos días. Los Veintisiete se preparan para un Brexit caótico, pero al mismo tiempo dejan la puerta abierta al diálogo a la espera de que Londres presente una propuesta aceptable.
Pero como casi siempre en las relaciones internacionales, tensar la cuerda sin romperla se convierte en un arte. «Necesitamos seguir negociando con calma y con paciencia», aseguró ayer el negociador jefe de los Veintisiete, el francés Michel Barnier, que parece haberse contagiado de la tradicional flema británica. Se da por supuesto que hasta diciembre será muy difícil llegar a un acuerdo definitivo. Con el tiempo justo, justísimo, para pasar el aval del Parlamento Europeo y Westminster. Habrá emoción hasta el final.
Ayer se repitió una secuencia muy habitual en las cumbres europeas. Grandes expectativas y pocas soluciones. Las cumbres históricas se convierten en un mero punto y aparte a la espera del enésimo encuentro. La «premier» británica, Theresa May, llegó ayer a la capital comunitaria con las manos vacías, sin ninguna propuesta nueva a pesar de las apelaciones de los Veintisiete. May parecía más que satisfecha con haber aplacado la víspera las iras de su Gabinete y todo indica que acudió a Bruselas con el ánimo de conseguir algo más de tiempo ante el fuego cruzado que vive en su país: los unionistas del Ulster por una parte y los «brexiters» más duros por otro.
La «premier» prefiere poner al buen tiempo mala cara y a su entrada a su cita con los Veintisiete parecía abonada al optimismo. «Hemos resuelto la mayoría de los asuntos en el acuerdo de salida. Todavía queda la cuestión de la frontera con Irlanda del Norte. Si trabajamos de forma intensa y cercana, podemos alcanzar el acuerdo», aseguró May. Pero no todo iba a ser guante de seda, también recordó que «el acuerdo no sólo interesa a Reino Unido sino a la UE y es el momento de hacerlo realidad».
Al otro lado del Canal de la Mancha, los intentos para dividir a los Veintisiete han resultado infructuosos. De hecho, han sido contraproducentes, ya que pocas veces el «club» comunitario ha permanecido tan unido como hasta ahora. «Hay una unidad total sobre el acuerdo de divorcio. Sobre la relación futura hay algunos matices», asegura una alta fuente diplomática que quita hierro a estas pequeñas diferencias. Otras fuentes ratifican esta versión. «En septiembre hubo filtraciones a la Prensa sobre división, pero esto solo consigue que Barnier tenga cada vez más apoyo». La cumbre informal de Salzburgo en la que los Veintisiete acorralaron a May es el mejor ejemplo de todo ello.
En la última semana, el optimismo era la tónica dominante. May estaba dispuesta a ofrecer la permanencia en la unión aduanera más allá del periodo de transición hasta poder resolver el status de Irlanda del Norte. Mientras, esta provincia británica permanecería no solo en la unión aduanera sino también en el mercado interior. Pero los «brexiters» duros no están por la labor. Quieren que, en todo caso, una unión aduanera acotada temporalmente y que no sea incompatible con poder firmar acuerdos comerciales con terceros países. Los Veintisiete consideran prácticamente imposible limitar temporalmente una solución prevista para las emergencias y vuelven a desconfiar de los intentos británicos de conseguir un acuerdo a la carta.
En las últimas horas, la posibilidad de extender el periodo de transición un año más ha cobrado fuerza. A pesar de esto, la cacofonía parecía ayer la nota dominante. Mientras el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, se mostraba a favor, fuentes diplomáticas aseguraban ayer que esta iniciativa se había desechado en las últimas horas. «Hay varias opciones sobre la mesa, todas ellas chocan con diferentes sensibilidades», aseguró ayer el primer ministro holandés, Mark Rutte, sin querer mojarse excesivamente. May se mostraba dispuesta a prolongar ese periodo hasta diciembre de 2021.
A la espera de lo que suceda en las próximas semanas, fuentes diplomáticas recuerdan que el sector más euroescéptico de los «tories» pueden ver como una humillación permanecer en el mercado único durante más tiempo en el periodo transitorio teniendo que acatar las leyes de Bruselas y sin capacidad para cambiarlas.
Ante la falta de una nueva propuesta por parte de May, ayer los Veintisiete se limitaron a cerrar filas y reafirmar sus principios. La «premier» británica participó en un encuentro previo con sus todavía socios europeos y, después, el resto de capitales tuvo la oportunidad de analizar a solas las palabras de la «premier».
Como modo de no dar falsas esperanzas a Reino Unido, el borrador sobre la declaración futura (una mera declaración política sin valor jurídico) permanece también bloqueada. El texto preparado por Barnier ni siquiera ha sido remitido a los Estados después de que las declaraciones quedasen congeladas el domingo. Mientras, Brexit sigue siendo Brexit y las conversaciones continúan sin saberse muy bien cuándo y cómo concluirán.
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