Relaciones internacionales

Asad: «Siria es el escenario de una nueva Guerra Fría»

El líder sirio acusa a Washington de amparar el terrorismo que combaten Rusia e Irán

Asad: «Siria es el escenario de una nueva Guerra Fría»
Asad: «Siria es el escenario de una nueva Guerra Fría»larazon

El líder sirio acusa a Washington de amparar el terrorismo que combaten Rusia e Irán

Las últimas declaraciones de Bachar al Asad no sorprenden. «A día de hoy observamos (en Siria) una situación parecida a la Guerra Fría y, es más, creo que los países occidentales, especialmente Estados Unidos, nunca cesaron la Guerra Fría, ni siquiera tras la desintegración de la Unión Soviética», apuntó ayer en una entrevista. Asad responsabilizó a Estados Unidos de la escalada del conflicto que tiene como «objetivo principal conservar la hegemonía estadounidense sobre el mundo». Que Siria se haya convertido en el escenario de un conflicto a escala internacional no es nuevo. La guerra siria se ha ido transformando desde hace años en una «guerra fría» entre EE UU y Rusia. Aunque, en el caso de Siria, es Moscú quien lleva la delantera, ambas potencias buscan restablecer su hegemonía en Oriente Medio, epicentro del terrorismo y rica en recursos energéticos.

Rusia ha jugado bien sus cartas para hacerse cada vez más fuerte en Siria con su incondicional apoyo al régimen y abanderando desde hace un año «la lucha contra el terrorismo yihadista». En opinión del presidente sirio, Rusia –y también Irán– «quiere combatir el terrorismo, no sólo por Siria y no sólo por la propia Rusia. Combate por toda la región, por toda Europa, por todo el mundo». Por el contrario, según Asad, para los norteamericanos «el terrorismo es una carta que siempre se puede poner sobre la mesa. Puedes guardarla en el bolsillo y sacarla cuando más convenga». Hay analistas que opinan que EE UU nunca ha tenido una mano fuerte para jugar en Siria mientras que Rusia siempre ha mantenido su influencia. «Washington pensó que podía acortar la distancia y ganarle terreno, pero ahora esa esperanza se ha evaporado», indicó a LA RAZÓN el experto libanés Nizar Abdelkader.

La guerra dialéctica traducida en amenazas y cruce de acusaciones ha acabado por enterrar la posibilidad de una cooperación militar entre Rusia y EE UU, dejando a la administración Obama con pocas opciones de cambio en su estrategia en Siria. Cuando empiece el mandato del nuevo presidente de EE UU, Rusia seguirá manteniendo su liderazgo militar y diplomático en el país árabe, limitando aún más el papel de Washington y sus aliados occidentales en la guerra siria.

Hace unos días John Sawers, ex director del MI6, advirtió de que Occidente «está dejando vacante el escenario en Siria» y que debe reconocer que «el equilibrio de poder en el mundo ha cambiado por un incremento de la fuerza militar de Rusia». Precisamente, Asad sugirió ayer que «se siente en el aire el olor a guerra... pero esto aún no es un enfrentamiento directo. Aunque (este conflicto) tiene elementos terroristas, políticos y militares», en respuesta a si cree que el mundo va hacia una tercera guerra mundial. Depare lo que depare el futuro, Rusia está ya preparando el escenario bélico. El Ejército ruso desplegó baterías antiaéreas S-300 para reforzar la seguridad de su base naval del puerto sirio de Tartus con el fin de que sea una base permanente. Esta demostración de fuerza no va dirigida a los yihadistas ni a los rebeldes sirios, sino a la Marina y a los aviones estadou-nidenses.