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Obama: «El destino de Cuba no lo va a decidir EE UU, sino los cubanos»

Para "discutir de manera directa"las "diferencias"entre ambos países y poder "seguir avanzando"en la normalización de las relaciones bilaterales.

Barack Obama y Raúl Castro en su encuentro oficial en La Habana dentro del programa del presidente estadounidense en su visita a Cuba.
Barack Obama y Raúl Castro en su encuentro oficial en La Habana dentro del programa del presidente estadounidense en su visita a Cuba.larazon

El presidente de EE UU advierte de que la falta de libertades no frenará la reconciliación y anticipa que «el embargo va a terminar».

Raúl Castro vivió un tenso mano a mano con todos aquellos que en el mundo le reprochan la falta de respeto a los derechos humanos y la represión a los presos políticos dentro de la isla. Era la primera rueda de prensa entre el presidente cubano y su homólogo Barack Obama. Máxima expectación en el Palacio de la Revolución, el mismo lugar que probablemente estuvo en el objetivo militar de EE UU durante la crisis de los misiles en 1962. Preguntado por un periodista cubanoamericano sobre la existencia de presos políticos en la isla, un Castro que hasta ese momento se mostró distendido y amigable con Obama, le dijo al reportero: “Dame la lista ahora mismo para soltarlos, dime el nombre de ellos, y si hay eso antes de que llegue la noche van a estar sueltos”.

Diversas organizaciones de opositores cubanas aseguran que existen entre 70 y 100 personas permanecen encarceladas por su posición crítica al sistema socialista cubano. Castro replicó que “no se puede utilizar este argumento en la confrontación política” porque “no es honesto”.

El espinoso asunto no quedó ahí. Poco después, una periodista norteamericana volvió a la carga. Visiblemente incómodo pero implacable en la respuesta, Castro respondió a su vez con una pregunta a la periodista: “¿Cuántos países del mundo cumplen los 61 derechos humanos y civiles? Yo se lo voy a decir, ninguno”, se autorespondió el dirigente, quien fue aconsejado en dos momentos por un asesor mientras Obama hablaba.

El jefe del Estado cubano argumentó que los derechos a la salud, a la educación y a la igualdad entre hombres y mujeres “son sagrados” en su país y conminó en su intervención a “trabajar para que todos podamos cumplir todos los derechos humanos”. No hubo una petición expresa de Obama a Castro para que se respeten los derechos políticos, si bien recordó que este tema es un obstáculo para la normalización plena de las relaciones, rotas durante más de 50 años. Asimismo, anunció que este años se celebrará un diálogo sobre el asunto con la asistencia de Naciones Unidas.

Fue casi una hora de rueda de prensa en la que Obama proclamó que “el embargo va a terminar. ¿Cuándo? No estoy seguro”. El mandatario aprovechó una vez más para pedir al Congreso norteamericano el levantamiento del embargo y dijo que la presencia de cuarenta legisladores demócratas y republicanos y de líderes empresariales demuestran “el amplio interés en que esto ocurra”.

También pronosticó que el proceso de normalización con Cuba seguirá “cuando yo termine mi mandato” y defendió que el futuro político de la isla no lo va a decidir Estados Unidos o cualquier otro país. “El destino de Cuba lo van a decidir los cubanos, nadie más”, explicó Obama, quien dijo que Cuba “no es una amenaza para Estados Unidos"y recordó que tras más de 50 anos de disputas “no va a ser fácil” avanzar, “pero afortunadamente no tendremos que nadar entre tiburones para conseguirlo”.

Castro coincidió con Obama en que a pesar de las “profundas diferencias” entre los dos países, “lograremos convivir pacíficamente”, e insistió en que Washington tiene que levantar el embargo y devolver el territorio de Guantánamo que “ocupa ilegalmente”.

La jornada comenzó con una ofrenda floral ante el monumento del héroe nacional José Martí junto a la plaza de la Revolución, bajo los icónicos relieves de los revolucionarios Che Guevara y Camilo Cienfuegos situados en las fachadas de dos grandes edificios. Obama actuó como cualquier turista y no se resistió a la tentación de hacerse tomar una foto con la efigie del Che al fondo.

Después, el presidente, acompanado por el secretario de Estado, John Kerry; el de Comercio, Penny Pritzker, y el de Agricultura, Tom Vilsack, fueron recibidos por Raúl Castro. Apretón de manos y sonrisas en el tercer encuentro entre ambos en algo más de un ano.

Juntos escucharon el himno nacional estadounidense. Durante dos horas, ambas delegaciones mantuvieron reuniones sobre diversos asuntos. Uno de ellos es el acuerdo para que Google comience a establecer más acceso wifi y de banda ancha a la isla, “un acceso necesario para que Cuba entre en el siglo XXI”, expresó el inquilino de la Casa Blanca.

Durante la rueda de prensa, Castro anunció la firma de memorandos de entendimiento en materia de medioambioente, seguridad marítima y un tercero sobre cooperación en agricultura. También están en marcha conversaciones sobre cooperación en seguridad comercial , sanidad y viajeros.

El presidente Barack Obama aterrizó ayer a las 16:20 (hora cubana) en el aeropuerto José Martí de La Habana acompañado de su mujer Michelle, sus hijas Sasha y Malia y su suegra Marian Robinson. En la escalinata del avión le esperaba una representación del Gobierno cubano encabezada por el ministro de Asuntos Exteriores, Bruno Rodríguez. Bajo una fina lluvia, comenzó la histórica visita del mandatario estadounidense en media de una gran expectación.

Obama no anunciará en La Habana ni el fin del embargo ni la devolución de Guantánamo. Tampoco lanzará un ultimátum al presidente Raúl Castro para que respete los derechos humanos o inicie una agenda de apertura política. Más allá del simbolismo de la visita para sellar el inicio de una nueva era en las relaciones entre ambos países, subyace como prioridad el restablecimiento de los lazos comerciales al albur de los recientes cambios regulatorios que favorecen la llegada de empresas norteamericanas en la isla.

Quizá el mejor exponente de lo que quiere Washington en su nueva política hacia Cuba sea el anuncio del grupo hotelero estadounidense Starwood ante la firma del primer convenio entre Cuba y una empresa hotelera de EE UU desde 1959. Tras el acuerdo, este conglomerado americano gestionará dos establecimientos de cinco estrellas en La Habana, uno de ellos, el Hotel Inglaterra –centro de operaciones de los reporteros durante la guerra con España hace más de un siglo– y el Hotel Quinta Avenida. Hasta ahora, el sector de alojamientos turísticos está dominado por las empresas españolas.

El líder estadounidense viene acompañado por una veintena de empresarios a la búsqueda de contactos e información sobre el terreno para sondear las posibilidades de negocio en el único país socialista de Occidente. Además de empresas hoteleras como Starwood y Marriott International, hay compañías como AT&T de telecomunicaciones. Tras su encuentro hoy con el presidente Raúl Castro, está previsto que Obama se reúna con emprendedores cubanos, los llamados «cuentapropistas», pequeños empresarios particulares que tratan de abrirse un hueco.

Todos ellos esperan verse favorecidos por la nueva política de Washington, que tras firmar en el último año cuatro paquetes de medidas para relajar el embargo a la isla, pretende fortalecer el incipiente sector de los autónomos en Cuba y mejorar las condiciones de vida de los habitantes. «Ese avance es muy importante para que la economía de Cuba siga progresando, y el propio Gobierno cubano ya reconoce la utilidad de tener un sector privado», afirmó a Efe el embajador de Estados Unidos en funciones en Cuba, Jeaffry DeLaurentis.

Las autoridades cubanas no están dispuestas a hacer demasiadas concesiones a Estados Unidos. Desde que se anunció el inicio del deshielo diplomático con Washington en diciembre de 2014, se han producido unas 500 visitas de empresarios norteamericanos a la isla, según el presidente del Consejo Económico y Comercio Cuba-EE UU, pero apenas se pueden contar con los dedos de las manos el número de acuerdos comerciales alcanzados. Aún existen numerosas trabas para los extranjeros, que no pueden comprar propiedades en Cuba. A su vez, el Gobierno de Castro pide una participación mayoritaria en la creación de empresas conjuntas con firmas de fuera.

Pese al entusiasmo que los ejecutivos norteamericanos han detectado en Cuba, los analistas creen que habrá que esperar a los resultados de la decisión de la Administración Obama del pasado enero, que permite a las compañías de su país realizar exportaciones de bienes a empresas estatales cubanas relacionados con la alimentación, la educación y las infraestructuras.

El economista cubano Elías Amor, no obstante, desconfía de la anunciada apertura cubana y considera que La Habana no va a facilitar el cambio. «La razón principal es la financiación», explica a LA RAZÓN. «En EE UU no existen incentivos a las exportaciones. Además, ¿qué interés pueden tener las transnacionales de EE UU en un país que tiene un mercado muy débil y carece de financiación? El interés vendrá a más largo plazo, cuando los grandes monopolios salgan a la venta. Eso será después del final del régimen. Nunca antes».

Se espera que durante la estancia de Obama en la isla se anuncien nuevos acuerdos entre empresas norteamericanas con el Gobierno de Cuba. Ambos países han mantenido vínculos comerciales pese al embargo que EE UU impuso a la isla en 1960. De hecho, el vecino del norte es el quinto exportador del mundo a Cuba y el principal proveedor de maquinaria agrícola. A su vez, Cuba importa el 7% de lo que consume del que país que hasta hace poco ha sido su enemigo.

El impulso comercial entre ambos países también se verá potenciado cuando a partir de otoño comiencen a operar hasta 110 vuelos comerciales diarios entre EE UU y Cuba. Recientemente, el Gobierno de Washington aprobó la apertura de la primera fábrica estadounidense en Cuba en más de medio siglo, al autorizar a la empresa Cleber de Alabama para que construya una planta que ensamblaría hasta mil tractores pequeños al año para su venta a agricultores independientes en Cuba.

La maltrecha economía cubana está necesitada de inversiones extranjeras. En este sentido, las autoridades de la isla han estado el mes pasado en Estados Unidos para animar a los empresarios de ese país a invertir 2.000 millones de dólares.

“Obama va a hacer algo importante en Cuba porque es la primera vez que un negro va a movilizar este país”. Los chascarrillos como el que antecede están a la orden del día en cualquier esquina de La Habana estos días. Los cubanos viven con entusiasmo la visita del presidente de Estados Unidos, que ayer aterrizó por la tarde en la capital de Cuba en un viaje histórico para consolidar las relaciones con su eterno enemigo comunista.

La ciudad se ve estos días especialmente cargada de turistas. No hay libre ni una sola plaza hotelera desde hace semanas. Algunas calles de La Habana Vieja han sido asfaltadas, pero nunca llueve a gusto de todos. Eliecer, un cubano que se dedica a la venta de tabacos en el mercado negro, protesta porque la visita de Obama le ha chafado el negocio durante dos días debido al aumento de la vigilancia. Rita, vendedora de souvernirs, en un puesto cerca de la Plaza Vieja, hace chanzas con el paseíllo de Obama. “Si no se toma un mojito no se puede ir de La Habana”.

El inquilino de la Casa Blanca, que goza de una gran popularidad en la isla, está dispuesto a entrar en el corazón de los cubanos. En un nuevo gesto de cordialidad del presidente estadounidense hacia los habitantes de la isla, la Casa Blanca se ha prestado a participar en un skecth del humorista más conocido y corrosivo de Cuba, Luis Silva, creador del personaje Pánfilo.

La embajada de EE UU difundió el sábado un adelanto de la grabación que se emitirá en el programa “Vivir del cuento”, por Cubavisión, en el que Pánfilo le cuenta al presidente que "la va a pasar bien cuando esté en Cuba".

Un Obama guasón le responde a Pánfilo con expresiones cubanas como "¿Qué bolá?", un forma de saludar en la isla. En la insólita conversación, Pánfilo le pide al presidente que no viaje muy cargado para que no se enrede con la aduana en el aeropuerto y le ofrece hospedarlo en su casa. Obama le replica que quizá le pueda recoger en su “almendrón”, los célebres coches de los anos cincuenta que en Cuba se utilizan como taxis colectivos y que son uno de los atractivos turísticos de la ciudad. Obama se despide con un “no es fácil”, a lo que Pánfilo le responde “!Pero tampoco es difícil. Nos vemos en La Habana!”. El vídeo se ha convertido en un fenómeno en internet.

Uno de los puntos por los que pasará la limusina presidencial, conocida como “La Bestia”, es la avenida del Capitolio. El deslumbrante edificio está sometido a un proceso de restauración para volver a acoger la Asamblea cubana por primera vez desde 1959.