Estados Unidos
¿Conspiran la CIA y el FBI contra Donald Trump?
Acusan a las agencias de Inteligencia de prepararle una trampa con las grabaciones de sus conversaciones con Zelenski
Acusan a las agencias de Inteligencia de EE UU de prepararle una trampa con las grabaciones de sus conversaciones con Zelenski
En el caso del confidente que denunció las conversaciones de Donald Trump y el presidente de Ucrania ya sabemos que no está sólo. Ahora son dos los confidentes, el segundo de ellos también ha hablado con el inspector general de la Inteligencia Nacional, y al parecer maneja información de primera mano. No explicaciones de terceros, sino un conocimiento directo de la conversación entre Trump y Zelensky. Por si fuera poco los abogados que lo representan aseguran, entre dimes y veras, que puede que haya más de dos espías. Los dos, por cierto, parecen ser agentes de la CIA.
Desde el primer momento Trump y sus aliados han puesto en cuestión las palabras del primer agente. Por más que su denuncia coincide casi al milímetro con la transcripción de la charla y que el mismísimo inspector general declarase que la denuncia estaba justificada. Ahora proliferan los rumores tóxicos, y el primero, y más evidente, que el segundo confidente habría llegado a la conversación porque de alguna manera se trataba de una trampa, una maniobra, una celada que los servicios de inteligencia de EE UU le habrían tendido nada menos que al presidente.
De ahí que ayer mismo un senador, Rob Johnson, miembro del Comité de Seguridad Nacional del Congreso, haya afirmado durante una entrevista a Chuck Todd de NBC, que no se fía del FBI y la CIA. Unas declaraciones incendiarias, inauditas incluso, pero que comienzan a normalizarse.
A Johnson le ha respondido acto seguido el ex director del FBI McCabe, que ante las cámaras de CNN comentó que «es realmente decepcionante que haya tenido que tirar a toda la comunidad de inteligencia debajo del autobús para hacer eso». «Hay que recordar», añadió, refiriéndose al FBI y la CIA, que esta es una comunidad cuya única función es proporcionar información y análisis al presidente de los Estados Unidos y a los otros líderes que trabajan con él. Y escuchar a personas como el presidente del Comité de Seguridad Nacional del Senado que no confía en ellos, que no confía en la información y la inteligencia que recibe de ellos, es increíblemente desalentador».
Inasequible, el presidente, en mitad de sus diatribas sobre Turquía, los kurdos, el norte de Siria y la herencia recibida de Barack Obama y Hillary Clinton, escribió en Twitter que «los demócratas radicales de izquierda han fracasado en todos los frentes, por lo que ahora están presionando a los fiscales locales demócratas de la ciudad de Nueva York para que busquen problemas al presidente Trump. Una cosa así nunca le ha ocurrido a ningún presidente antes. ¡Ni siquiera algo parecido!».
Por supuesto está el precedente de Bill Clinton, que a punto estuvo de acabar colgado del “impeachment” tras su relación con la becaria y las mentiras con las que trató de ocultarla, por no hablar de Richard Nixon, que dimitió cuando quedó claro que no contaba con aliados suficientes para salvar la deshonra de la destitución.
Pero a Trump, entre otras cosas, le protege la evidencia de la mayoría en el Senado. Por otro lado los comités de Supervisión, Inteligencia y Asuntos Exteriores prosiguen redactando cartas de citación para varios altos funcionarios, tanto del gobierno como del Pentágono. El objetivo es averiguar cuáles fueron los motivos por los que fue paralizada hasta nueva orden la ayuda económica y militar a Ucrania.
¿Están relacionados con el escándalo de Joe Biden y su hijo, a los que la Casa Blanca quería que Ucrania investigase? En la carta que han enviado puede leerse que exigen «documentos necesarios para que los Comités examinen la secuencia de sucesos», así como «las razones detrás de la decisión de la Casa Blanca de retener la asistencia militar crítica a Ucrania que fue aprobada por el Congreso para contrarrestar la agresión rusa».
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