Impuestos
Depardieu abrió la brecha
Fue el primero en pedir abiertamente el exilio fiscal aunque Arnault, el magnate del lujo, lo intentó antes
François Hollande anunció el aumento de hasta el 75% de impuestos para las rentas de más de un millón de euros en plena campaña electoral. El entonces candidato por el Partido Socialista necesitaba un revulsivo. El neocomunista Jean-Luc Mélenchon se había convertido en la sorpresa de la campaña y amenazaba con dividir el voto de la izquierda, lo que complicaría la victoria del PS sobre Sarkozy. Hollande optó por girar a la izquierda y recurrió a la promesa de subir los impuestos a los ricos para hacerles pagar el precio de la crisis. Muchas fueron las voces que tacharon el anuncio de improvisado. «Le Figaro» recuerda que incluso pilló por sorpresa a alguno de sus consejeros. La polémica entró, sin embargo, en una nueva dimensión una vez que Hollande se convirtió en el nuevo presidente de la República y empezaron a surgir los primeros indicios sobre una posible fuga de capitales. El primero en dar la campanada fue el propietario del imperio de lujo LVMH, Bernard Arnault, al pedir la nacionalidad belga. La primera fortuna del país anunciaba así su intención de eludir la subida de impuestos cambiando de pasaporte. Arnault, originario de Roubaix, una localidad en la frontera franco-belga, aludió a sus negocios en el país vecino para justificar el traslado pero la coincidencia en el tiempo con la tasa Hollande reforzaba la idea causa-efecto. Más explícito fue el actor Gerard Depardieu. Excesivo e inmenso como su figura, el actor francés anunció a principios de mes que abandonaba París y se mudaba a una pequeña ciudad de 800 metros en la parte belga de la frontera francesa. En una carta abierta en el «Journal du Dimanche», Depardieu se quejaba de que había pagado «145 millones de impuestos en sus 45 años trabajados». Lo que supone 8.828 euros por día. Primero como oficial en una imprenta a la edad de 14 años y después, como artista. El Gobierno de Hollande se puso en pie de guerra contra Depardieu. El primer ministro Jean Marc Ayrault calificó el anuncio de «patético» y denunció que el archiconocido actor francés «estaba eludiendo sus responsabilidades». Deslenguado e incisivo, Depardieu contestó que se marchaba porque el Gobierno «cree que el éxito, la creación, y el talento deben ser sancionados».
Además de por sus papeles, el patrimonio amasado por el actor se asienta en una amalgama de restaurantes, viñedos y otros negocios relacionados con la gastronomía. En París es propietario de uno de los restaurantes más «chics», La Fontaine Gaillon, situado en los alrededores de la Ópera Garnier. Unos negocios que pagan las nóminas de 80 trabajadores. Depardieu, que no oculta su «militancia» en la derecha, ha sido muy criticado por sus compañeros de profesión pero también ha recibido el respaldo de otros muchos, como la actriz Catherine Deneuve. En cualquier caso, no es el único actor francés en poner tierra de por medio. Su compañero de reparto en el célebre «Astérix y Obélix», Christian Clavier (Asterix) reside en Londres. Entre otras figuras influyentes de la escena parisina que han expresado su rechazo a la tasa Hollande se encuentra el fundador de la óptica Alain Afflelou. En los micrófonos de RTL lamentó que el sistema francés tuviera esa finalidad recaudatoria y castigase a los emprendedores.
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