Terrorismo yihadista

Disidentes de Daesh acusan a Baghdadi de no ser más que un vulgar criminal

Denuncian que utiliza la religión musulmana para justificar las atrocidades que ordena cometer.

Portada de "Al Naba"205 que incluye artículos ideológicos y religiosos
Portada de "Al Naba"205 que incluye artículos ideológicos y religiososlarazon

Denuncian que utiliza la religión musulmana para justificar las atrocidades que ordena cometer.

Antiguos dirigentes de Daesh, que abandonaron la banda por discrepancias con el “califa” Baghdadi para no ser asesinados por su “policía religiosa”, le acusan, a través de redes sociales, de no ser más que “un mentiroso” y “utilizar la religión para amparar sus crímenes, que son pecados ante los ojos de Alá”.

Estas personas, según han informado a LA RAZÓN expertos en la materia, lograron huir de Siria e Irak y no ser víctimas de las continuas purgas que mandó ejecutar el citado cabecilla terrorista.

La respuesta del dirigente de Daesh no se ha hecho esperar y, a través del semanario “Al Naba”, publica largos artículos doctrinarios en los que asegura que la guerra que él encabeza será “infinita” y terminará por “alcanzar a todo el mundo”. Se ve obligado, eso sí, a reconocer que no hay más remedio que esperar con paciencia a que se produzca la victoria final.

Baghdadi no es de los que admite disidentes y por ello organiza periódicamente adhesiones incondicionales a su persona desde las distintas “wilayas” (franquicias) que mantiene en distintos lugares del mundo.

En el último número de “Al Naba”, el 205, se afirma que “los muyahidines continuarán su guerra eterna y sus enemigos, no importa cuántos y cuán grandes sean, huyen de ellos para no perecer”.

Recuerda que sus terroristas cometen cada día más atentados en Irak y Siria, en “constante creimiento y expansión. Alabado sea Alá”. Anima a sus seguidores con el argumento que nadie va a aguantar una guerra tan larga y que “no todos sobreviven” a un conflicto así. “Es una guerra infinita”, asevera.

Y ya en plan simbólico, afirma que sus a acciones criminales no son más que “un aterrador túnel, un laberinto a largo plazo, y no hay límite para esto. Alcanzará a toda la tierra, si Dios quiere”.

Por supuesto, no deja de atacar a Al Qaeda, a la que quiere laminar, y los califica de “apóstatas e hipócritas”. Frente a ellos, “las promesas musulmanas se están extendiendo por la tierra y los muyahidines continúan su guerra eterna”.

Lo que ocurre es que, en los últimos tiempos, los citados disidentes, de momento de una manera tímida ante los peligros que corren si son localizados, han elaborado un conjunto de ideas-fuerza con el que desmontan la parafernalia ideológica y religiosa de Baghdadi, que se presenta poco menos que como enviado de Dios en la tierra.

Le recuerdan, según las citadas fuentes, que va contra la moral del Islam justificar los crímenes en nombre de Dios y que lo mejor que podría hacer es ir arrepintiéndose de sus pecados.

Con todo, lo más duro para este individuo debe ser la denuncia de que ha montado un falso califato en nombre del profeta Mahoma, lo que es rotundamente falso, como lo es la victoria que promete por doquier. Y que por más que lo diga, la realidad es que no ha hecho nada práctico, salvo estar escondido para no le encuentren, con el fin de liberar a los presos (muchos de ellos mujeres y niños) a los que dejó materialmente “colgados” cuando no se puso al frente de las tropas en los peores momentos de la guerra de Irak y Siria. “Lágrimas de cocodrilo y palabras huecas”, subrayan.

La eficacia de esta disidencia, ante la evidente fanatización de los seguidores de Baghdadi, está por ver. En cualquier caso, el mundo occidental debería tener en cuenta esta oportunidad y combatir a Daesh, además de en el plano antiterrorista, en los aspectos ideológicos. No se puede utilizar ninguna religión para justificar crímenes tan atroces; y es importante que personas que estuvieron en el seno del “califato” se atrevan ahora a denunciarlo.