OTAN

El acuerdo entre Rusia, Irán, Siria e Irak provoca recelos en el Pentágono

La Razón
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Estados Unidos sospecha de las verdaderas intenciones que guarda Moscú en Siria. No oculta su preocupación por el despliegue militar que ha realizado sobre el terreno. Las maniobras del presidente ruso en la región son una prueba de sus crecientes ambiciones en la configuración de un nuevo Oriente Medio. Aislado por Occidente, Putin mueve ficha en el tablero oriental para no perder influencia en el concierto internacional. El anuncio por parte del Gobierno de Bagdad de compartir «información de seguridad» con Rusia, Siria e Irán para hacer un frente común contra los avances de los yihadistas, en concreto el grupo terrorista Estado Islámico (EI), ha despertado los recelos del Pentágono. Igual que la decisión anterior del Kremlin de ayudar a Bachar al Asad con el despliegue de aviones de guerra y tanques cerca de Latakia (Siria), cuna de la familia presidencial. El acuerdo se cerró sin ser notificado a Washingon. Irak, a su vez, permitirá vuelos de reconocimiento rusos para recabar información sobre los asentamientos del Estado Islámico entre Ramadi y Mosul. En la Administración Obama, se sabía que un grupo de militares rusos había viajado a Bagdad, pero no esperaban el acuerdo anunciado el domingo por el comando de operaciones conjuntas militar iraquí. Con este juego político, el presidente ruso, Vlamidir Putin, prepara el terreno para tener influencia en la elección de un posible sucesor para Asad en caso de que sea obligado a abandonar el poder. Por ello, casi pareció ser cuestión de motivos del guión el cruce de acusaciones entre el presidente estadounidense y su homólogo ruso durante su turno de intervención en el plenario de la ONU. Ambos se echaron la culpa el uno al otro por la guerra en Siria y la posterior crisis de refugiados.

«Se trata de una comisión de coordinación entre cuatro países en el ámbito de la inteligencia militar cuyo objetivo será compartir y analizar información», declaró el portavoz del Gobierno iraquí el domingo al hacer público el acuerdo con Moscú, Damasco y Teherán. Desde Washington se teme que con este tipo de pactos se tienda a la creación de una política de bloques similar a la de la Guerra Fría. Desde la salida de las tropas norteamericanas de Irak en 2011, el país ha perdido influencia en la región que parece ser aprovechada ahora por un Putin en horas bajas.