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«El burka es el menor de los problemas de la mujer afgana»

La Razón
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«La sociedad afgana se enfrenta a una multitud de problemas, especialmente las mujeres. El país sigue estando bajo un régimen islámico», recuerda a LA RAZÓN Frozan Fana, ex candidata a la Presidencia en las elecciones de 2009. «Hemos perdido 13 años de democracia. (Hamid) Karzai prometió construir una nación en la que se le garantizaría a las mujeres sus derechos, pero hoy se nos sigue negando el derecho a la educación, la asistencia médica, el trabajo», critica Fana.

Cuando una mujer está embarazada, los afganos dicen que está enferma. La mayoría de las mujeres en las zonas rurales dan a luz en sus casas porque «tienen prohibido consultar a médicos varones y casi nunca disponen de medios de transporte para llegar a centro un médico», denuncia la activista Sima Samar a este periódico. En Afganistán queda un largo camino para que se reconozcan los derechos de la mujer. Quizás, el «burka es el menor de los problemas a los que se enfrentan las mujeres afganas»; el principal problema es que «hay un vacío legal en los asuntos de la mujer», manifiesta Soraya Pakzad, que dirige la ONG Voice of Women Organitation. Pakzad ha sido amenazada de muerte por los extremistas por querer proteger a mujeres desesperadas que huyen de su hogar y su marido. La mayoría de veces, los asuntos familiares se resuelven a través de un consejo de ancianos o «shura» basado en las leyes islámicas. «En nuestra sociedad machista se piensa que las mujeres somos una propiedad, un objeto que se compra, y por lo tanto no tenemos derechos», critica Pakzad.

Aunque tres candidatos han escogido a un una mujer como vicepresidenta, su papel sigue siendo muy limitado en la sociedad afgana. La más prominente de ellas es Habiba Sarabi, ex gobernadora de la provincia de Bamian. Hoy también se celebran las elecciones provinciales, en las que un total de 300 mujeres se presentan como aspirantes. Habrá movilización entre las mujeres aunque será limitada. No hay que dejarse llevar por el registro de mujeres en las listas electorales, ya que muchos son fraudulentos. En muchas provincias, las mujeres no pueden ni salir de casa, por lo que los hombres votan por ellas.