Política

Bruselas

El alemán Weber anuncia su candidatura a la Comisión

Merkel le brinda su apoyo para suceder a Juncker, pero advierte de que puede haber más aspirantes

Imagen de archivo que muestra a Manfred Weber (i), líder del Partido Popular Europeo (EPP), mientras conversa con el actual presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker (d).
Imagen de archivo que muestra a Manfred Weber (i), líder del Partido Popular Europeo (EPP), mientras conversa con el actual presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker (d).larazon

Merkel le brinda su apoyo para suceder a Juncker, pero advierte de que puede haber más aspirantes.

Comienza la carrera. El líder de los populares europeos en la Eurocámara, Manfred Weber, dio ayer un paso al frente para presidir la Comisión Europea y suceder a Jean Claude Juncker, un día antes de que el Partido Popular Europeo hubiese dado el pistoletazo de salida oficial del registro de candidaturas. La decisión final en el seno de esta familia política será en noviembre, aunque para conocer al sucesor del político luxemburgués habrá que esperar mucho más. Comienza el baile de sillas para saber quién es quién en el organigrama de la UE tras las elecciones de mayo.

A pesar de que los rumores arreciaban durante las últimas semanas, Weber ha demostrado con este gesto su confianza en la solidez de la candidatura. Pero nada está ganado, tal y como repite su equipo más próximo. El político bávaro ha comandado la familia más numerosa del hemiciclo europeo durante los últimos cuatro años y siempre se le ha considerado en la capital comunitaria como una voz muy próxima a Angela Merkel. Es un político joven (nació en 1972 en Baviera) y que ha dedicado la mayor parte de su carrera a la Eurocámara, ya que fue elegido por primera vez para ocupar un escaño en 2004 y ha permanecido en el Parlamento Europeo de manera ininterrumpida. Sus credenciales europeístas están más que demostradas. En una breve comparecencia ante los periodistas, alertó sobre los enemigos internos y externos que atraviesa el proyecto europeo. «Creo que puedo contribuir a una nueva era en la Unión», dijo.

Pero este currículum, a priori impecable, contiene también algunas lagunas o, al menos, factores ambivalentes. Weber es prácticamente un desconocido fuera de la burbuja comunitaria, incluso en su propio país, y su experiencia de gestión es muy limitada, ya que no ha sido primer ministro, ni siquiera ha ocupado una cartera de relieve en ningún Gobierno, tampoco en el Ejecutivo comunitario. Hay una regla no escrita por la que el presidente de la Comisión Europea ha sido previamente primer ministro de su país. Juncker lo fue de Luxemburgo durante 19 años y su predecesor, Jose Manuel Durao Barroso, fue primer ministro de Portugal.

Aunque un «sí» de Merkel sería su alfombra roja definitiva camino Berlaymont (sede de la CE), el madrinazgo de una canciller que atraviesa horas bajas puede ir en su contra. La siempre pragmática Merkel, si bien ayer le mostró su apoyo, también recordó que «pueden aparecer otros candidatos, ya que hay muchas etapas por delante». En las últimas horas, el equipo del político bávaro repite sin cesar que Weber no quiere ser visto como el «candidato de Merkel». Uno de los grandes temores es la creciente oposición que esto podría ocasionar en los populares húngaros, teniendo en cuenta que Viktor Orban ha saboteado sin descanso la propuesta de la canciller de poner en marcha cuotas obligatorias de reparto de refugiados. Paradójicamente, la delegación alemana del PPE ha sido la principal valedora a la hora de mantener al primer ministro húngaro dentro del partido como una forma de contener el crecimiento de la ultraderecha y atemperar al levantisco primer ministro húngaro. Pero en los pasillos comunitarios cada vez se observa con mayor preocupación el poder creciente de Orban a la hora de marcar el paso en la familia popular europea después de su arrolladora victoria en las elecciones generales de abril. Weber siempre se ha visto obligado a navegar entre dos aguas y ha sido percibido como una voz a la derecha de Merkel en política migratoria.

Aunque Weber ha sido el único en postularse oficialmente hasta ahora, habrá otros candidatos en liza. Nadie duda en la capital comunitaria de que Michel Barnier, jefe negociador del Brexit, está en la carrera. Ya compitió en el seno del PPE contra Juncker y perdió. Su puesto actual es la mejor carta de presentación que le ha permitido granjearse numerosos contactos en las capitales, pero una prórroga en las negociaciones podrían hacer saltar por los aires sus ambiciones políticas. Otro nombre que suena es el de Alexander Stubb, ex primer ministro finlandés.