El Cairo
Asad saca pecho del golpe al EI en la histórica Palmira
La intervención de la fuerza aérea rusa permite la toma de la «joya del desierto»
La reconquista de Palmira supone el mayor golpe asestado por las fuerzas sirias al Estado Islámico (EI), que se hizo con el control de esta histórica ciudad hace 10 meses.
La reconquista de Palmira supone el mayor golpe asestado por las fuerzas sirias al Estado Islámico (EI), que se hizo con el control de esta histórica ciudad hace 10 meses. La liberación de la ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, no es sólo una victoria para el régimen sirio sino también para la arqueología. Desde que los yihadistas capturaron este emplazamiento, los tesoros arqueológicos que atesora han estado amenazados. El EI plantó minas por doquier para hacer saltar por los aires los vestigios de las antiguas civilizaciones que se asentaron allí
Tras veinte días de ofensiva contra el grupo yihadista, el Ejército sirio, con el apoyo de los bombardeos rusos, se hizo ayer con el control total de Palmira, obligando a huir a los últimos yihadistas que resistían la embestida del régimen. «Las unidades de zapadores del Ejército sirio comenzaron a desminar los edificios y las calles donde los terroristas colocaron gran número de minas, bombas explosivas y las de fabricación casera», indicó ayer una fuente militar tras confirmar la liberación de Tadmor (nombre en árabe de Palmira).
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos dijo ayer que al menos 400 combatientes de Estado Islámico y alrededor de 180 soldados sirios y aliados murieron en la batalla de Palmira, calificada por su director Rami Abdulrahman como «la mayor derrota del grupo» desde que proclamó su califato en Siria e Irak en 2014.
«La liberación de la ciudad histórica de Palmira es una nueva prueba de la eficacia de la estrategia del ejército sirio y sus aliados en la guerra contra el terrorismo, en comparación con la falta de seriedad de la coalición encabezada por EEUU [contra el IS]», se felicitó el presidente Bachar Al Asad ante un grupo de parlamentarios franceses en Damasco. «Asad valoró enormemente la ayuda brindada por las fuerzas aéreas rusas y subrayó que éxitos como la reconquista de Palmira no habrían sido posibles sin el apoyo ruso», declaró, por su parte, el portavoz del Kremlim, Dimitri Peskov.
Sin duda, la liberación de Palmira es el mayor éxito militar de Damasco desde que Rusia entró en el conficto. Estratégicamente, cortará las vías de suministros de los yihadistas hacia Jordania e Irak, y se abrirá el camino a las tropas sirias para proseguir su avance hacia Raqa, capital de facto del EI en Siria, y Deir Ezzor, otro feudo yihadista. «Palmira se convertirá en plataforma de lanzamiento para ampliar las operaciones militares contra el grupo en esas dos provincias», dijo una fuente castrense que prometió «tensar el nudo sobre el grupo terrorista cortando rutas de suministro antes de la completa recuperación».
Ahora que ha terminado la pesadilla de la posible destrucción de Palmira, el responsable de Antigüedades sirias, Mamoun Abdel Karim, se comprometió a restaurar los monumentos dañados por la barbarie yihadista. Abdel Karim agregó que «la Unesco podría colaborar junto al departamento de antigüedades para la rehabilitación de la ciudad de Palmira».
El año pasado el EI destruyó varias capillas islámicas, la famosa estatua del León de Lat, el imponente Templo de Bel, su Arco del Triunfo y el templo de Baalshamin. La televisión siria mostró ayer imágenes del interior del Museo de Palmira con estatuas dañadas y destruidas, así como varias vitrinas rotas.
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