Catástrofe en Asia
El Gobierno filipino se lava las manos
El presidente Benigno Aquino, tan criticado por su gestión de la catástrofe en el centro del archipiélago filipino, ayer no se defendió de su mala actuación, sino que arremetió contra las autoridades locales. Durante una visita al pueblo de Guiuan, en Samar, Aquino alabó el plan de evacuación del alcalde, pues allí «sólo» han muerto 100 personas,«en contraste con otras localidades donde las autoridades no estuvieron tan preparadas». Aunque no dio nombres. Aquino confesó que se «tragará» su enfado. «Como vuestro presidente, no se me permite enfadarme, aunque esté muy decepcionado», señaló en declaraciones recogidas por la BBC. El supertifón «Haiyan» tocó primero tierra en la provincia de Samar, al este. «Estuve sin saber de mis familiares allí durante seis días. Hasta que los vi en televisión», asegura a LA RAZÓN Tere Torres, periodista de «Inquirer». «Mis parientes no han recibido asistencia del Gobierno. En 'Inquirer' hemos informado de que una de las razones de la tardanza en la distribución de la ayuda era porque las carreteras son intransitables. Pero mis familiares de Samar sí que pudieron recibir ayuda de ONG». Adolfo Timuat, residente en Manila, pero con casa y negocio en Cebú, reconoce que aunque Filipinas esté «preparada» para las calamidades, el paso de «Haiyan» ha sido demasiado terrible. Eso sí, la percepción que se tiene es que «llega más ayuda de fuera que de Manila». «Es vox pópuli que la asistencia humanitaria internacional y las tropas de EE UU llegaron antes» a la devastada provincia de Leyte, indica Torres. Tampoco el Gobierno, nueve días después, ha dado el balance total de víctimas y rebate hasta a la ONU. «Muchos críticos dicen que el modo en que el Gobierno se enfrenta a la tragedia refleja el tipo de liderazgo que tiene sobre el país». Para la periodista, se está tratando de evitar poner al presidente en una situación embarazosa para asegurarse que la baza del partido oficialista en las elecciones de 2016 sea un rival fuerte. Curiosamente, el que mejores opciones tiene a las presidenciales dentro del Partido Liberal no es otro que el actual titular del Interior, Mar Roxas. El ministro no ha asumido ningún papel de responsabilidad en la catástrofe, pues pensó que serían las autoridades locales las que se harían cargo en un primer momento. Roxas ha tenido roces con reporteros de la CNN desplegados en Tacloban, que le han reprochado la larga mano de la burocracia también en la asistencia humanitaria. Sin embargo, Korina Sánchez, su mujer y periodista «estrella» de Filipinas, rápidamente defendió a su marido y criticó a sus colegas de profesión. Y es que «encima no escuchamos palabras de ánimo del Gobierno», asevera Torres. «Incluso los políticos se han cuestionado por qué muchos policías en Leyte no han ido a trabajar».
Al margen de la clase política filipina, ayer fue una jornada que los supervivientes dedicaron a ir a la iglesia. Muchos rezaban por sus fallecidos, otros daban gracias por estar vivos. El padre Amadero Alvero ofreció una misa en plena zona cero. A la destruida iglesia del Santo Niño Jesús acudieron más de 500 vecinos de Tacloban.
España, entre los países más solidarios
Hasta la fecha, una veintena de países ha respondido económicamente a la tragedia de Filipinas. Australia (28,49 millones de dólares) se encuentra en la primera posición de donantes, seguida de Reino Unido (24) y EE UU (22,5). España es el octavo país del mundo que más ha ayudado a las víctimas del supertifón «Haiyan», con 4,1 millones. De hecho, el portavoz de Unicef en la zona, Kent Page, aseguró a LA RAZÓN que «España está haciendo un gran esfuerzo» y agradeció a todos los españoles también las donaciones privadas.
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