El largo camino hacia el paraíso del norte

Las nuevas rutas terrestres conducen a los habitantes de Cuba desde Ecuador hasta México

Una de las consecuencias directas del acuerdo entre Obama y Raúl Castro fue la sensación –que ha demostrado ser acertada– de que la Ley de Ajuste Cubano tenía los días contados. Semejante circunstancia catapultó a decenas de miles de cubanos fuera de la isla. Por supuesto, han seguido existiendo casos de personas que, a bordo de cualquier objeto flotante, han intentado llegar a las costas de Florida. Sin embargo, en su mayoría, los nuevos huidos han optado por una ruta terrestre. Basta con alcanzar otro punto del Caribe, a Centroamérica o a un destino exterior permitido por el régimen cubano para emprender el camino hacia el norte. En unos casos, se trata de llegar por mar hasta México y desde allí emprender la subida hasta la frontera que Trump pretende cerrar con un muro. En otros, se deserta de alguna de las misiones cubanas en Venezuela, Bolivia o Ecuador. Finalmente, hay quiene desde Haití o República Dominicana saltan al continente –en especial, a países como Colombia– y a partir de ahí se emprende el ascenso hacia la meta. Ese camino, el más transitado, está erizado de dificultades. Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras o El Salvador y Guatemala son las sucesivas paradas hasta alcanzar un México como estación última antes de la frontera de EE UU. Para los gobiernos de estas naciones, el flujo de millares de cubanos por su territorio plantea no pocos problemas. Hace apenas unos meses, y tras mucho dudarlo, el Gobierno costarricense permitió el paso de auténticas caravanas de cubanos sólo para que éstos se vieran detenidos en tierra de nadie por las autoridades nicaragüenses. No sorprende que, ante semejante perspectiva, miles de cubanos se queden en el camino siempre en busca de una vida mejor.