Política

Crisis política en Italia

El objetivo de Letta: recorte de impuestos y menos austeridad

Enrico Letta, entre los ministros de Interior, Angelino Alfano, y Exteriores, Emma Bonino
Enrico Letta, entre los ministros de Interior, Angelino Alfano, y Exteriores, Emma Boninolarazon

Enrico Letta se ha propuesto cambiarle la cara a Italia. Antes de que su Gobierno superase ampliamente la votación de investidura en la Cámara de los Diputados, el nuevo primer ministro delineó cuáles van a ser las prioridades del Ejecutivo de coalición. En alrededor de tres cuartos de hora, Letta demostró que puede ser el líder que algunos, incluso entre sus propios compañeros del izquierdista Partido Democrático (PD), dudaban que fuera y marcó un cambio importante respecto a la línea seguida por su antecesor, Mario Monti. Roma va a seguir con la austeridad, pero no a cualquier precio.

El crecimiento económico y, sobre todo, la creación de empleo serán las prioridades del Gobierno. «Italia se muere de sólo sanear sus cuentas. Tras más de una década sin crecimiento, las políticas para la reactivación no pueden esperar más», comentó Letta entre los aplausos generales de los diputados.

Promesa electoral

«Simplemente no hay más tiempo. Hay muchos ciudadanos y demasiadas familias que son presa de la desesperación y del desaliento». Para esa gran masa de personas hartas de sufrir las consecuencias de la recesión y descontentas con la política, algunas de las medidas que detalló el nuevo jefe de Gobierno sentaron muy bien. Una de ellas es la abolición del impuesto de propiedades sobre la primera vivienda, la gran promesa electoral del Pueblo de la Libertad (PDL), el partido de Silvio Berlusconi, y cuyo cumplimiento exigía «Il Cavaliere» para crear el Ejecutivo de unidad nacional con el PD. Otra de las medidas enumeradas por Letta que se granjeó el aplauso popular es la congelación del IVA. El Ejecutivo de Monti había previsto una próxima subida que, de momento, parece descartada. El nuevo Gabinete pretende además reducir los impuestos sobre el trabajo, especialmente sobre los contratos indefinidos, los que firman los jóvenes y los nuevos contratados.

«La reducción fiscal sin endeudamiento será un objetivo continuo de este Gobierno», recalcó Letta. Para subsanar en parte los efectos de la crisis, pretende poner en marcha más ayudas económicas para los sectores desfavorecidos de la población. «Se podrían estudiar formas de renta mínima para las familias necesitadas con hijos pequeños», comentó. En esta legislatura podría llegar una pequeña revolución a la política italiana para que deje de ser una «casta». El Gobierno pretende darle la vuelta al sistema de financiación de los partidos e impulsar la democracia interna en las formaciones políticas.

Como primera señal de su compromiso en este sentido, Letta anunció que una de las medidas que sacará adelante el Ejecutivo será la eliminación de una parte del sueldo que reciben los ministros y los parlamentarios. La medida, que fue aplaudida en el aula, era una sorpresa: no la conocían ni siquiera los miembros de su Gabinete. «Para devolver la credibilidad a la política, hay que comenzar con la decencia, la sobriedad, los escrúpulos y la banalidad de la gestión del padre de familia», dijo el vicesecretario del PD.

Los primeros viajes que hará Letta van en la línea europeísta que impregnó todo su discurso. Visitará Bruselas, París y Berlín, donde buscará soluciones conjuntas con los otros líderes para «llegar al crecimiento sin comprometer la estabilidad de las financias públicas». «La UE está en una crisis de legitimidad precisamente cuando los ciudadanos más necesitan» de ella, dijo, subrayando que el Premio Nobel recibido por la UE debía ser un acicate para construir una verdadera unión política que llevara al federalismo. El discurso del nuevo primer ministro provocó una cascada de reacciones, la mayor parte de ellas muy positivas.

Por otra parte, la agencia de medición de riesgos Standard & Poor's anunció ayer que la formación del nuevo Gobierno de coalición italiano liderado por Letta no comporta inmediatas implicaciones para la calificación de la deuda a largo plazo que otorga a Italia, que es de aprobado alto (BBB+). La agencia señala, a través de un comunicado, que todavía no está claro si la coalición de Gobierno «podrá implementar las reformas destinadas al crecimiento». De esta manera, la economía sigue siendo la asignatura pendiente del Ejecutivo.