La Habana
El Papa, una figura crucial en las negociaciones
El Papa Francisco no sólo habla de paz y reza por ella, también la construye. En el día en que celebraba su 78 cumpleaños se supo que ha sido el muñidor del acuerdo por el que Estados Unidos y Cuba comenzarán a hacer las paces.
El Papa Francisco no sólo habla de paz y reza por ella, también la construye. En el día en que celebraba su 78 cumpleaños se supo que ha sido el muñidor del acuerdo por el que Estados Unidos y Cuba comenzarán a hacer las paces. El Pontífice ha escrito en los últimos meses a los presidentes Barack Obama y Raúl Castro para que resolvieran el principal escollo que impedía retomar las relaciones, la cuestión de los presos retenidos en los dos países. La Santa Sede también se convirtió en sede de las negociaciones, pues el pasado mes de octubre acogió un encuentro entre las delegaciones de Washington y de La Habana. Según indicó la Secretaría de Estado del Vaticano en un comunicado, Francisco «se complace vivamente por la histórica decisión de los Gobiernos de EE UU y de Cuba de establecer relaciones diplomáticas, con el fin de superar, por el interés de los respectivos ciudadanos, las dificultades que han marcado su historia reciente».
El Vaticano se compromete ahora a seguir apoyando el «diálogo constructivo sobre temas delicados». Con estas palabras se refiere a los próximos pasos adelante que podrían dar ambas naciones para llegar a una supresión total del bloqueo. Para ello pone a disposición sus «buenos oficios», gracias a los cuales se han favorecido las conversaciones de las que han surgido «soluciones satisfactorias» para las dos partes. «La Santa Sede continuará apoyando las iniciativas que las dos naciones emprenderán para acrecentar sus relaciones bilaterales y favorecer el bienestar de sus respectivos ciudadanos», dice el comunicado de la Secretaría de Estado, el organismo de la Curia romana encargado de las relaciones entre el Vaticano y los otros países.
La labor de mediador del obispo de Roma fue aplaudida por el propio Obama, quien destacó su implicación «personal» para que Washington y La Habana normalizaran sus relaciones diplomáticas. «Quiero darle las gracias al Papa Francisco, que sabe indicar cómo debe ser el mundo», dijo el inquilino de la Casa Blanca. El líder demócrata fue recibido por el Pontífice en el Vaticano el pasado mes de marzo. La audiencia privada que mantuvieron duró 52 minutos, casi el doble de lo habitual en estos encuentros, lo que hace pensar que ya entonces hablaron de Cuba, pues las negociaciones habrían comenzado hace 18 meses, según «The New York Times».
En particular, el Vaticano habría ejercido un papel crucial en la liberación de Alan Gross, el estadounidense encarcelado desde 2009 en Cuba cuando trabajaba para un organismo oficial de desarrollo de su país. Estaba detenido bajo cargos de «espionaje». La luz verde de La Habana a la excarcelación de Gross y de un agente secreto cuya identidad no fue hecha pública permitió a su vez que Washington pusiera en libertad a los espías cubanos. Ésas eran las «cuestiones humanitarias de común interés» a las que hacía referencia la Santa Sede y cuya resolución permite empezar «una nueva fase».
Junto al Vaticano, el otro gran mediador en el establecimiento de las relaciones ha sido Canadá, en cuyo territorio se celebraron las reuniones entre ambas delegaciones. Canadá fue «indispensable» para mantener estos encuentros secretos, explicaron fuentes de la Casa Blanca, que aclararon que funcionarios de aquel país no participaron en las negociaciones. El primer ministro canadiense, el conservador Stephen Harper, dijo que su nación estaba «encantada» de haber acogido estas «conversaciones importantes» y deseó un futuro para Cuba que tenga en cuenta los «valores fundamentales de la libertad, la democracia y los derechos humanos».
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