Violencia racista
El racismo da otro paso
Las protestas y las tensiones en Estados Unidos (EEUU) después de los asesinatos a manos de la policía de Philando Castile y Alton Sterling no son nuevos. Los asesinatos a manos de la policía a hombres jóvenes y negros tampoco son algo nuevo. En 2015, la policía acabó con la vida de 102 personas negras, unas dos por semana. Se ha puesto el foco sobre cómo este número equivale a los linchamientos a afroamericanos de principios del siglo XX en América. El número de homicidios policiales a ciudadanos negros en 2015 fue, según se ha dicho, cinco veces mayor que el número de blancos asesinados por las fuerzas del orden. La frustración y la rabia reflejada en el homicidio en Dallas de cinco oficiales y las heridas sufridas por siete sugieren que puede que la tensión haya alcanzado un nuevo nivel, incluso aunque el ataque haya sido condenado por líderes negros y organizadores de la comunidad. Irónicamente, el atacante, un veterano de 25 años, había servido en Afganistán durante 7 meses y había sido licenciado con honores por servir en un conflicto entre el ejército más fuerte del mundo y el más pobre.
Los sucesos de la semana pasada hacen pensar en el asesinato de Trayvon Martin en 2012. George Zimmerman, al que le fue encomendada la seguridad del vecindario, disparó contra Trayvon, un joven de 17 años que caminada por allí con un paquete de Skittles en una mano y un refresco en la otra. Un año después, el homicida fue exhonerado de cualquier crimen. Para muchos, su exculpación reflejó claramente la injusta criminalización de los jóvenes negros de América. Más recientemente, Zimmerman sacó a subasta el arma con la que mató a Trayvon Martin y recibió una oferta de 250.000 dólares.
Muchos homicidios y muchas exhoneraciones han seguido a este proceso judicial. Varios de estos casos han ocupado las portadas. Pero poco se ha hecho por modificar las condiciones de las regulaciones de control de armas y de entrenamiento de la policía. Los cambios han sido, en el mejor de los casos, superficiales (ej. ahora, las fuerzas del orden deben llevar cámaras). De hecho, el FBI ha advertido de que el movimiento a favor de la supremacía blanca en EEUU ha subido exponencialmente desde 2008 a 2014. Como se ha informado, este tipo de grupos han crecido desde 149 hasta casi los 1000. La infiltración de miembros del KKK y otras organizaciones en las fuerzas del orden eleva la tensión racial en América y amenaza con profundizar la desconfianza entre comunidades y policía.
En 1963, James Baldwin escribió en el libro "The Fire Next Time"que la posibilidad de un cambio real para la comunidad afroamericana en este país dependía de transformaciones radicales en la estructura social y política americana. Hoy en día, 50 años después de ese escrito y 150 después de la Proclamación de Emancipación, a América todavía lucha por conseguir justicia racial. Hay suficientes buenas personas con buenas intenciones en EEUU de diferentes orígenes que podrían unirse para resistir la radicalización y militarización y traer una modificación en la estructura política y social de nuestras sociedades.
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