Canadá

El terrorista de la mezquita era admirador de Le Pen

El autor de la matanza de Quebec se declara culpable ante la Policía

Varias personas depositan flores en una vigilia en el Parlamento e Ottawa en recuerdo de las víctimas
Varias personas depositan flores en una vigilia en el Parlamento e Ottawa en recuerdo de las víctimaslarazon

Alexandre Bissonnette, de 27 años, estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad de Laval, en Canadá, se declaró ayer culpable ante la Policía de la matanza de seis personas en la mezquita del Centro Cultural Islámico de Quebec. Este joven tímido y sin antecedentes penales ha conmocionado a la pacífica y solidaria Canadá en un país que no acostumbra a las masacres de este tipo. De hecho, Quebec no registraba un asesinato desde hace casi dos años, 21 meses.

Uno de los conocidos del asesino, Éric Debroise, llamó a la Policía después de que se conociera la identidad del terrorista para explicar que, según «Le Journal de Quebec», Bissonnette es un «ultranacionalista y supremacista blanco, muy de derechas» al que le gusta «mucho Trump» y que «estaba permanentemente descontento con la izquierda».

El asesino también se declara en su página de Facebook admirador de Marine Le Pen, la líder del ultraderechista Frente Nacional y candidata a la presidencia de Francia. Precisamente la visita de Le Pen a la región de Quebec el año pasado aumentó el interés de Bissonnette por el activismo político en internet, donde nunca había exhibido intenciones violentas. Quienes le conocen dicen que es un joven tímido y arrogante que nunca se separaba de su hermano gemelo. Sus compañeros aseguran que no contestaba al teléfono desde hacía un mes. Otros conocidos han dicho que Alexandre alquiló un apartamento cerca de la mezquita atacada, donde se había mudado hace poco junto a su hermano gemelo. Un amigo de la infancia, Vincent Boissoneault, admitió que «no era un racista total, si bien le seducía el movimiento nacionalista y xenófobo. Pero no se me ocurrió nunca que pudiera ser violento». El hasta ahora único sospechoso, que se entregó a la Policía tras el atentado, ha sido imputado ya con once cargos, seis por homicidio en primer grado y otros cinco de tentativa. Las seis víctimas mortales son musulmanes y entre ellos hay un carnicero, un farmacéutico y un profesor universitario. Además, dejó ocho heridos, cinco de los cuales se encontraban ayer en estado crítico.

La portavoz policial, Camille Habel, avanzó que podrían acusarle de delitos de terrorismo, mientras las autoridades canadienses aún investigan los motivos que empujaron a Bissonnette a perpetrar esta matanza. El periódico de Montreal «La Presse» reveló ayer que Bissonnette no ocultó su racismo en el interrogatorio con la Policía. El rotativo local señaló que estaba interesado en las armas y hacía prácticas de tiro en un club cercano a la capital provincial.

Además de seguidor de Trump y Le Pen, también se presentó como admirador del Partido Nueva Democracia, una formación canadiense de extrema izquierda, y de las fuerzas israelíes, además del senador republicano John McCain. El grupo Bienvenida a los Refugiados-Ciudad de Quebec publicó en su página de Facebook que Bissonnette era «desgraciadamente bien conocido por su postura identitaria, pro-Le Pen y antifeminista en la Universidad Laval y en las redes sociales». El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, afirmó que se trata de un «atentado terrorista dirigido contra los musulmanes», al tiempo que prometió proteger a «todos los canadienses», recalcando la importancia de esta comunidad religiosa en el país, formada por tres millones de musulmanes, lo que representa el 3% del total de la población canadiense. En Quebec residen 6.000 ciudadanos de religión musulmana. «Quiero decir unas palabras a nuestros compatriotas de Quebec de confesión musulmana. Estamos con vosotros. Estáis en casa, sois bienvenidos a vuestro hogar. Somos todos quebequeses», clamó el primer ministro del país.

Trump llamó el lunes a Trudeau para transmitirle sus condolencias, mientras que el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, señaló que se trata de «otro acto de violencia sin sentido que no puede ser tolerado» y aprovechó para justificar el veto al islam en EE UU.