Política

Agitación civil

«Estaban asfixiados por los gases, los metimos en casa»

La Razón
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Zeynep estaba con su madre en el parque Gezi de Estambul cuando los antidisturbios turcos irrumpieron por la fuerza el sábado por la noche. Estaban participando en una manifestación pacífica de madres y la Policía les atacó de forma totalmente inesperada. Desde entonces, ha vivido las horas «más sangrientas» desde el comienzo de las protestas. Zeynep relata a LA RAZÓN cómo huyó de Gezi mientras estaba siendo desalojado y se refugió en el Hotel Divan, en la parte trasera del parque, que ha ejercido de hospital de campaña desde el principio de las protestas. Poco después, «tuve que sacar a mi madre de ese lugar seguro, que se convirtió rápidamente en un infierno, cuando los antidisturbios empezaron a lanzar gases lacrimógenos en la entrada». Zeynep y su madre consiguieron regresar a casa, a poca distancia de Gezi y la plaza Taksim, y «para toda la familia Talay fue una larga noche en vela». «En nuestro apartamento ofrecimos refugio a los manifestantes que huían de la Policía, estaban asfixiados por los gases lacrimógenos, incluido un adolescente de 14 años», dice. Los enfrentamientos en las calles duraron hasta el amanecer y ayer al mediodía el olor agrio del gas lacrimógeno aún se podía sentir en el interior del piso de los Talay. «La mayor parte de los heridos están siendo tratados en clínicas improvisadas y en casas privadas porque no pueden acudir a los hospitales, por miedo a las represalias», dice, tal y como denunció ayer la asociación médica turca (TTB), que aseguró que las autoridades han implementado un sistema de monitorización electrónico para identificar a los manifestantes que piden o reciben tratamiento médico. Por ello, sólo el 5% de los heridos está siendo tratado de forma oportuna, según los datos de la TTB, que denunció, además, el uso «salvaje» de gas lacrimógeno por parte de las Fuerzas de Seguridad. La Plataforma de Solidaridad con Taksim –que representa al movimiento de protesta– denunció también que hay heridos que necesitan de asistencia médica, incluidos algunos casos graves, que no están siendo atendidos en los hospitales. Según la plataforma, el Ministerio de Sanidad turco no está prestando ayuda suficiente con su personal y ambulancias, y personal médico voluntario está desempeñando esta labor, enfrentándose además a castigos. Los médicos que están tratando a los manifestantes han denunciado además que aquellos que han sido alcanzados por los cañones de agua de los antidisturbios presentan quemaduras y marcas en la piel, probablemente producidas por un producto químico. El diario turco «Milliyet» aseguraba ayer que este producto es una solución de gas pimienta que la Policía habría añadido al agua a presión de las tanquetas, aunque las autoridades lo negaban.